por qué se puede afirmar que la descripcion que el autor hace del matadero es grotesca? justificar con tres citas textuales
Respuestas a la pregunta
1. La «forma» específica
Leído y releído incesantemente, El Matadero sigue produciendo de entrada la misma confusa sensación. Sin duda que hay un núcleo dramático en el que culmina la narración, sin duda que todo converge hacia el hecho en el que se depositan significaciones ejemplificadoras pero no obstante habría derecho a vacilar acerca de la índole retórica de esta pieza. Podemos decir que es un cuento puesto que la mayor intensidad se da en torno a dicho núcleo, puesto que hay una solución y todos los elementos que están en juego, aun los conceptuales o descriptivos, le sirven, puesto que se cumplen tradicionales requisitos de concentración narrativa; en todo caso lo podemos decir al final, hecho el cómputo de la totalidad pero también extraviada la «memoria narrativa», es decir perdida esa facultad de acumulación que define la existencia del lector y gracias a la cual lo ya transcurrido no desaparece de su conciencia sino que se integra con lo que está transcurriendo1. Podemos, entonces, decir que El Matadero es un cuento si omitimos que hasta muy avanzado el relato no parecía encaminarse hacia la presentación de una situación particular. Tenemos la impresión de que lo «cuento» apareció tarde en el espíritu del autor cuya propuesta formal no era clara. En cambio, podemos afirmar que tenía un propósito ejemplarizador, que quería escribir sobre la situación política de su momento pero que de entrada no veía la forma en la que podía encarnarse esa voluntad. Tanteaba pues, iba dejándose atravesar por un mundo de imágenes y de palabras hasta desembocar en lo particular, hasta resolver en una sola situación vivida todo lo que estaba intentado configurar. En este sentido, El Matadero no es un cuento, si lo observamos a la luz de ciertos puntos de vista ilustres como los de Poe, Maupassant y Horacio Quiroga entre nosotros, para quienes, desde la primera palabra hasta la última, todo debía servir, y por lo tanto contener, al hecho que origina y da forma inequívoca al cuento. Y cuando digo contener me refiero no a una progresión lógico-causal deductiva -como sin duda existe en El Matadero- sino a una convergencia y simultánea interrelación de planos, funciones y elementos
2. El costumbrismo en El Matadero
El «costumbrismo» de Echeverría, lo mismo que el de Alberdi o el de Juan María Gutiérrez, se inspira principalmente en el «costumbrismo» español y, más que en nadie, en los llamados «artículos de costumbres» con que Mariano José de Larra (Fígaro) realizaba un despiadado examen de una España insatisfactoria. La aceptación de esta influencia implica una suerte de reconciliación cultural que tiene su fuente, pienso, en el plano político; los Echeverría, Gutiérrez y Alberdi abominaron en su momento de la cultura española tradicional, la consideraron anacrónica e imitada, preconizaron la libertad respecto de las formas que podían haber impuesto y que podían querer seguir imponiendo; con Larra, en cambio, hay una identificación: es que Larra es liberal, como todos ellos, y combate el absolutismo, la sociedad retrógrada, la España repudiada y, por el hecho de ponerse frente a ella, recupera carácter de modelo para estos argentinos antiespañoles. Su forma literaria, en consecuencia, aparece como abierta, es susceptible de adaptación, se la vive como apta para ayudar a realizar un programa similar, que es el de un proceso crítico a la realidad, al tiempo y a las instituciones a través de la mordacidad, la agudeza, la inteligencia sin concesiones, caracteres del costumbrismo que se viven como instrumentos imprescindibles. De esto puede extraerse una conclusión: la forma se modifica históricamente en virtud de las funciones que se le hacen cumplir; si, como lo hemos visto, el «costumbrismo» es resultante de un compromiso, una resultante pura, al haber sido hecho servir para la crítica, la crítica empieza a formar parte de su ser, por lo menos en una serie de obras que se inflexionan a partir de ella. Hay, por cierto, expresiones costumbristas no críticas7 que en mi opinión expresan el primer momento de la constitución del costumbrismo, el momento puramente denotativo; importa más, en relación con El Matadero y en relación también con lo más maduro de la forma, lo crítico que, como médula estructurante de este momento, se nos aparece como objeto a delimitar y configura por lo tanto la segunda línea que debemos precisar.
3. La organización: sustrato temático, narrador, inflexión oscilatoria
Una vez enumerados los rasgos del sector costumbrista de este relato necesitamos reconocer su organización. Señalamos ya la presencia de un narrador que cumple un papel activo en la presentación y el desarrollo del material costumbrista. Pero su función no se agota en eso; en verdad constituye el meollo de la organización del relato, su eje estructurador. Voy a precisar este papel cumplido por el narrador a partir del pintoresquismo.