¿ por que se dice que la revolución de mayo de 1810 trajo tambien la guerra a estas tierras ?
Respuestas a la pregunta
Respuesta
La investigacipolítica de una nación originaria que encuentra la coyuntura para cortar los lazos coloniales. Así José C. Chiaramonte afirma: “Entonces, el 25 de mayo de 1810 no marcó la irrupción en la historia de una nacionalidad argentina preexistente, en busca de su organización como Estado. Un mito derivado de la preocupación por fortalecer el sentimiento nacional y apoyado en el principio de las nacionalidades –inexistente en tiempos de las independencias- según el cual las naciones contemporáneas habrían surgido de nacionalidades previas, algo también ajeno a los casos de la mayoría y más importantes naciones de Europa y América. La nación es producto y no causa de mayo por lo tanto los proyectos de organización nacional no se basaron en sentimientos de identidad sino en prácticas contractuales (Chiaramonte, J.C. Autonomía e independencia en el Río de la Plata, 1808 1810.) Jorge Myers, por su parte, agrega: “La Revolución de Mayo no marcó el nacimiento de la Nación Argentina, no marcó la consumación de un proyecto revolucionario previamente elaborado, y no marcó tampoco el momento del logro de la independencia”. Por el contrario, sostiene, marca la instancia en que, por primera vez, un gobierno formado por criollos toma el poder de lo que, mucho más tarde, pasaría a llamarse República Argentina y, si bien inicialmente no tenía un proyecto de independencia, su valor radica en señalar el fin del antiguo régimen en estas tierras (Jorge Myers en José Nun, comp.,amenaza de usar la fuerza de las milicias fue el elemento decisivo. ¿Basta esto para negar, como gusta de hacerlo más de un historiador, el carácter popular de la revolución que comenzaba y asimilarla entonces a las revoluciones militares que no iban a escasear en el futuro? La conclusión no parece demasiado evidente: la transformación de las milicias en un ejército regular, con oficialidad profesionalizada, es un proceso que está apenas comenzando, y por el momento los cuerpos milicianos son, más bien que un elemento autónomo en el conflicto, la expresión armada de cierto sector urbano que sin duda los excede. ¿Este sector puede ser llamado popular? He aquí una pregunta que quienes han negado tajantemente el carácter popular de la Revolución de Mayo han omitido formularse, y acaso sea necesario imitar su prudencia. No es dudoso en todo caso que ese sector hallaba más fácil que su rival encontrar eco en la población urbana en su conjunto: que su consolidación y su emergencia como aspirante al poder había aislado de ella a los grupos más limitados que tenían su destino ligado al viejo orden. Señalado esto, no se ha resuelto por cierto el problema del carácter de la revolución, que no es idéntico al del porcentaje de la población de Buenos Aires que participó en la jornada del 25: es la concreta política del poder revolucionario la que puede dar la clave para resolverlo. Sobre estos interrogantes consultamos a Waldo Ansaldi quien se pregunta sobre la relación revolución /democracia. “Hay dos conceptos que aparecieron con el proceso de las revoluciones de independencia y que surgieron fuertemente unidos: democracia y revolución. Estas dos palabras fueron la apelación de los grupos criollos que aspiraban a ser dirigentes de las colonias que estaban independizando. Si inicialmente estos conceptos aparecieron unidos, en muy poco tiempo se disociaron. Con ello se perdió, en primer lugar, la idea de revolución, que fue casi inmediatamente reemplazada por la idea –y la demanda- de orden. En segundo lugar, se perdió la apelación a la democracia como tipo de régimen político para constituir en nuestras sociedades. En cada uno de los países latinoamericanos, hubo un desplazamiento de una petición de principios de revolución y democracia a una petición