¿Por qué se afirma que la crisis ecológica representa una crisis ética de la relación del ser humano con la naturaleza?
Es de ética
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
En La ética ante la crisis ecológica, Lizbeth Sagols responde a tres preguntas fundamentales: ¿Por qué somos responsables de la crisis ecológica? ¿Cuál es la visión ética que nos ayudaría a enfrentarla? y ¿Qué podemos hacer para aminorarla? La manifestación más evidente de la crisis ecológica y de la intervención del humano en ella es el cambio climático, lo que ha traído consigo el aumento de la extinción de las especies vegetales y animales, el agotamiento de los recursos no renovables y los supuestamente renovables, como: tierra fértil, agua potable, bosques, aire limpio, etc., además de la sobreexplotación de recursos básicos para sostener a una excesiva cantidad de humanos. Toda esta violencia es ejercida por los seres humanos contra el conjunto global de vida. El antropocentrismo patriarcal (judeo-cristiano) sinónimo de dualismo violento ha contribuido a la crisis propiciando la sobrepoblación, ya que Dios ordena al ser humano la reproducción sin límite, dando por sentado que carecen de importancia las consecuencias que esto traiga a los otros seres vivos, bajo el mandato "creced y multiplicaos, dominad la tierra", como si fuéramos la única especie que merece poblar el planeta. La sobrepoblación nos ha llevado a un exceso en el uso de recursos naturales y ha tenido una grave repercusión sobre la vida en el planeta. Sagols considera que es justo la sobrepoblación, lo que constituye el verdadero problema ético; afirma que ella no es un hecho ajeno a la ética, sino que está en el eje mismo de la ecoética, de nuestra responsabilidad con la vida. Sostiene que la crisis no puede reducirse a un solo factor pero la sobrepoblación está en el centro y que habrá que tomar medidas como la educación y políticas públicas favorables no punitivas para tratar de disminuirla.
Para la autora es importante la centralidad humana en cuanto a la capacidad creadora de valores, ya que es indispensable en toda ética. Somos el único ser que crea valores, normas y leyes, lo que constata nuestra singularidad en el universo. Aunque asevera que para nada es aceptable el antropocentrismo dualista, violento, exclusivista y abusivo. Junto a Karen Warren sostiene que el problema ético radica en la "lógica de la dominación", según la cual las jerarquías se viven como inferiorizantes, imponen desigualdad, la desvalorización de los "débiles" y de la naturaleza misma. Manifiesta que lo que hay que negar es la concepción patriarcal en nuestra centralidad, apela por una ética no androcéntrica, ya que ésta se opone de forma radical al patriarcado y acepta que hemos de cuidar y preservar el conjunto de la vida y los seres vivientes.
Su visión ética es holista, está por la cooperación, el no domino, la no posesión, el respeto y el florecimiento de todos los vivientes y la relativización de las jerarquías. Su propuesta es una ecoética biofílica que, aunque reconoce que la ética se basa en la creación humana de valores, excluye el antropocentrismo patriarcal dualista, violento, excluyente, posesivo, dominante y sobrepoblador de la Tierra. Con esto, nos dice que es posible aspirar a trascender la crisis ecológica y el imperio del patriarcado. Aunque asegura que para ello se requiere de una voluntad ética de cambio y de una dimensión espiritual la cual debe ser entendida no en el sentido supranatural, sino en el que nuestra voluntad de cambio ha de estar abierta a lo inesperado, a la fe racional y vital como lo señala Karen Warren en el feminismo constructivista.
Además, señala la importancia y necesidad de construir una auténtica ecoética y reconocer la igualdad básica de valor de todos los vivientes sin negar las diferencias entre ellos. Nos dice que algo tiene que cambiar de raíz en el interior de la ética para que esta incluya a todos los vivientes y reconozca que su otredad está íntimamente relacionada con nosotros. Sagols se apoya en la teoría crítica del patriarcado y en la ecoética de Leopold porque ambas posturas afirman la igualdad de valor de todos los vivientes de un modo moderado y no se proponen como antiantropocéntricas sino más bien como no antropo-androcéntricas, es decir no dualistas, ni exclusivistas. Además, dichas posturas no rechazan que el humano tenga un papel peculiar en el conjunto de la vida y resaltan la habilidad humana exclusiva de cuidar del resto de los vivientes y la comprensión ética-axiológica del actuar humano que supone racionalidad, imaginación y amor.
Explicación: