¿Por qué se afirma que el Islam favoreció la expansión árabe?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
PORQUE ERA UN METODO MEJOR Y MAS FACIL PARA LAS PERSONA
Explicación:
PORFA DEME CORONITA Y GRACIAS
Respuesta:
son admitidas. Un debate, en el que los
medios de comunicación, que monopolizan la información a escala global, han tenido mucho que ver en la generación del
vigente imaginario colectivo en torno a la
mas conocida civilización islámica. Según
un estudio de Daya Kishan, profesor de periodismo de la Universidad de Coventry en
Gran Bretaña: “los principales medios de
comunicación occidental, especialmente los
anglo-estadounidenses, que dominan los
servicios de cadena, televisión, radio y prensa a escala mundial, y distribuyen aproximadamente el 80% de las noticias en el
mundo, han contribuido a proyectar la
imagen del Islam, como una religión contraria a los valores de la civilización (entendida esta como occidental)”2
. De esta
forma, la gran prensa occidental logra construir una agenda de noticias global conforme con los intereses de sus países.
Uno de los estudiosos más reconocidos del tema, el palestino Edward Said,
habla en su libro más citado Orientalismo3
, de como Oriente no es un tema sobre el que se pueda tener libertad de
pensamiento, puesto que se nos da ya definido, acotado y dispuesto de una forma
cerrada y acabada. La relación entre Oriente y Occidente es una relación de poder,
en la que el primero se subordina al segundo, el cual emite la noción colectiva
que define el “nosotros” contra todos aquellos “no europeos”.
Se acepta como válida la tesis de la
confrontación entre dos mundos, por un
lado la superioridad del Occidente posmoderno, laico, desarrollado, democrático y racional, por otro y enfrentado a él,
el mundo islámico, representado como
arcaico, oscurantista, subdesarrollado, fanático, irracional, y lo que es peor como
fundamentalista y terrorista. El Islam es,
en este momento, considerado como un
elemento disruptor del sistema internacional, según el profesor Said, “existe un consenso sobre el Islam como una especie de
chivo emisario para cualquier suceso que
no nos guste sobre los nuevos modelos
políticos, sociales, y económicos a nivel
mundial. Para la derecha, el Islam representa el barbarismo; para la izquierda, una
teocracia medieval; para el centro, una especie de exotismo desagradable. A pesar
de que existe un acuerdo de que allí no
hay demasiado que se pueda aprobar”4
. En
definitiva esta civilización es vista como
un obstáculo para la imposición de los
“nuevos valores” de libertad, como una
amenaza a la seguridad del sistema, al que
por tanto que hay que combatir, lo que a
ojos de los ‘hegemones’, legitimaría la intervención y la guerra, hoy calificada como
“preventiva”, para asegurar la paz en el
mundo. Un reciente estudio de la RAND
Corporation rezaba: “Hoy el rol del poder militar de EE.UU. puede ser definido
ampliamente como el de proteger y promover los valores y los intereses americanos y los de sus aliados en cualquier lugar
del mundo. A veces ese rol implica pelear
guerras, mayormente previniéndolas”5
.
Estas visiones serán alimentadas desde la academia por aportes tan controvertidos como lo fue en su época, el artículo
del analista político, Samuel P. Huntington, publicado en 1993 en la prestigiosa
revista Foreign Affairs, y titulado “Choque
de civilizaciones”6
, en cuyo análisis anticipaba un mundo en el que el escenario
internacional estaría dominado por conflictos entre culturas. Los críticos consideraron el artículo como un llamado a una
nueva cruzada contra el Islam liderada por
Occidente en cabeza de los EE.UU.
Como reza en la Introducción del
capítulo, que Geopolítica del caos, destina
al análisis del Islam contemporáneo:
“El Islamismo recibe hoy, y muy especialmente desde los países del norte, una
lectura incierta en la que se entremezclan
la invención de ‘un enemigo de Occidente’, un colonialismo perenne y un racismo apenas disimulado, junto a necesidades
geopolíticas (estratégicas, militares y económicas), en la era de la globalización”7
.
Esposito asegura que la comprensión
de los movimientos islamistas ha sido limitada y selectiva y que resulta erróneo
reducir el Islam al activismo islámico y al
terrorismo. El autor considera que la noción moderna de religión, como sistema
de creencias personales, hace del Islam, que
se extiende a casi todos los aspectos de la
vida e integra la religión con la política y
la sociedad, algo anormal, incomprensible y amenazador.
Pero, a la hora de analizar el activismo islámico, a menudo se olvida que todas las religiones del mundo, en sus
orígenes e historia, fueron maneras de vivir de las que casi nada se excluía. Y, si
bien la relación de la religión con la política en el mundo occidental se ha modificado, la religión sigue siendo una forma
de vida con fuerte acento en la comunidad en numerosos países de las más diferentes creencias.
Solo en Occidente, a partir del Siglo
de las Luces, se aplica una noción restringida de la religión, como una mera creencia personal que no compromete a la
sociedad.
Explicación: