Historia, pregunta formulada por Usuario anónimo, hace 6 meses

¿Por qué razón o razones, quienes más se han alejado de la participación política electoral son los estratos
sociales más bajos? ¿Qué consecuencias se puede desprender de esta situación? Explique​

Respuestas a la pregunta

Contestado por loyolajatcel
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Respuesta:

mismos”, “no luchan por ideas sino por prebendas”, “se han alejado de la gente”. Hay

en estas expresiones de rechazo un fuerte componente ético, que descalifica a los

políticos de manera personal y, por extensión, a la política en general.

Es un cuestionamiento compartible ante el cual no cabe la neutralidad, entre

otras razones, por las trágicas consecuencias políticas que tiene. Pero cuando nos

encontramos ante un fenómeno de tal grado de generalidad, la personalización del

mismo no basta para explicarlo, y menos aún para tratar de transformarlo. Es necesario llegar a explicaciones consistentes que vayan más allá de las enjundias descriptivas

con que se plantean las críticas actuales.

Cabría preguntarse si es algo verdaderamente novedoso que existan en América

Latina prácticas políticas como las que hoy se cuestionan. La respuesta es negativa,

pues entre el sector mayoritario de la clase política latinoamericana éstas han sido sus

prácticas de siempre. La historia de los partidos tradicionales en América Latina ha

sido la de la manipulación clientelista, los acuerdos cupulares entre las fracciones

dominantes y la demagogia y, con escasas excepciones, la del enriquecimiento personal o empresarial a partir de los cargos públicos. Hoy hay un mayor cuestionamiento

a estas prácticas políticas tradicionales por dos razones: primero, porque se impuso la

idea de que ellas eran achacables a los “populismos”1

latinoamericanos y que sólo con

la modernización liberal de los sistemas políticos serían eliminadas, lo cual no sólo

no ocurrió sino que se agravó; segundo, porque la política tradicional se amparaba en

políticas estatales desarrollistas que realizaban una relativa distribución del ingreso,

sobre todo a los sectores medios urbanos, que atemperaban la percepción de la política institucional como botín de una élite, como hoy se la percibe.

El desprestigio de los partidos puede vincularse a la crisis de representación que

éstos tienen respecto a los intereses de vastos sectores de la población latinoamericana; y esto ocurre, precisamente, cuando se han generalizado en la región los sistemas

representativos liberales, identificados como la democracia, pero que son funcionales

para la reproducción de un capitalismo cada vez más explotador y excluyente.

Explicación:

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