Por que razon la revolución mexicana es considerada la primera gran revolución social del siglo XX
Respuestas a la pregunta
Respuesta: En los últimos meses escuchamos en todas partes sentencias sobre los festejos del Bicentenario y el Centenario como las siguientes: “No hay nada que festejar”, “Todo se ha hecho mal”, “Perdimos la oportunidad de reflexionar sobre nuestra Historia” y un largo etcétera. No es el tema de esta reseña discutir estas afirmaciones, pero en el caso de las efemérides que nos ocupan, celebrar el doscientos aniversario de la Independencia y el centenario de la Revolución tiene su importancia y no precisamente porque sean muchos años sino, me parece, por todo lo contrario.Una rápida ecuación nos permite ver que estamos todavía lejos (faltan otros cien años) de cumplir, como país independiente, los años que duró el Virreinato de Nueva España; y cien años es una cifra a la que no le es tan difícil llegar al hombre longevo del siglo xxi. Es decir, en términos del tiempo histórico, doscientos, cien años no son nada.Pero si pensamos que en ese tiempo “corto” se construyó un país, se delimitaron fronteras, se terminó con la esclavitud, se ganaron y perdieron guerras contra otras naciones, se impuso el Estado laico, se revirtió el porcentaje del analfabetismo al alfabetismo, se electrificó casi todo el país, crecieron las industrias, se elevó considerablemente la esperanza de vida, se redujo la mortandad por enfermedades curables, se expandió la clase media, se entubó el agua potable, se organizó la llamada “sociedad civil”, se emitieron leyes para proteger la igualdad y los derechos de todas las personas, se diversificaron y democratizaron los medios de comunicación, se construyeron carreteras, puertos y aeropuertos que comunicaron al país, se abrieron cines, teatros, restaurantes, plazas, tiendas departamentales, mercados, deportivos, estadios, y se discutió y discute la tan deseada transición hacia la vida democrática, que no solo tiene que ver con la política, sino con todas nuestras prácticas culturales... pues no resulta poca cosa. Afirmar que hoy estamos peor que hace doscientos o cien años es un sinsentido. Los cientos de problemas que hoy enfrentamos como país habría que medirlos con otro rasero.
La afirmación de que todo lo que se ha hecho para conmemorar estos aniversarios se ha hecho mal (afirmación que proviene, en parte, de la frustración que provoca el hecho de que haya sido al gobierno panista a quien le tocó hacer “algo” con los festejos patrios) resulta un tanto injusta. Dejando a un lado la comprobada ineptitud de algunos funcionarios por darle contenido (y no solo forma) a los festejos, las decisiones absurdas (como la de exhumar los huesos de los próceres) y los gastos onerosos de los gobiernos federal y locales en plena crisis económica (sin mencionar desastres naturales y la inestabilidad política y social), habría que decir que han sido muchos –y de lo más variados– los esfuerzos, tanto de las instituciones públicas como de las empresas privadas, para atraernos (en el sentido de captar nuestro interés): exposiciones, mesas redondas, talleres, conferencias, películas, documentales, revistas, telenovelas, páginas web, y, especialmente, decenas de publicaciones para todos los gustos y públicos.
Sobre que perdimos la oportunidad de reflexionar sobre nuestra historia y el país que queremos... bueno, pues ahí sí depende de lo que cada quien vio, escuchó o leyó, pues no fueron pocos los foros de discusión que se abrieron (en televisión, en revistas, en radio, en periódicos, en universidades e institutos) para “reflexionar” y no son pocos los libros publicados este año que nos invitan al mismo ejercicio.
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