¿por que pizarro ordenó matar a atahualpa?
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Bárbaro para unos y valeroso combatiente para otros, lo que no se le puede negar a Francisco Pizarro (uno de los conquistadores más famosos de la Historia de España) es su capacidad para hacerse con el dominio del Imperio Inca (ubicado aproximadamente en el actual Perú) con apenas dos centenares de hombres. En su camino hacia la fama, este extremeño atesoró grandes victorias. Sin embargo, sobre ellas resuena una cuyo aniversario se cumple precisamente hoy.
Y es que, fue un 16 de noviembre de 1532 cuando, tras idear una estrategia envidiable, el ya anciano Francisco Pizarro logró capturar a Atahualpa (décimo tercer emperador de los incas) en la plaza de la ciudad de Cajamarca. Todo ello, a pesar de que el español apenas contaba con centenar y medio de combatientes y, por su parte, el líder nativo sumaba un séquito de 40.000 hombres junto a él (una cifra que varía atendiendo a las fuentes).
El origen de esta batalla (en la que los incas no pudieron hacer frente al poder de los jinetes y la artillería de Pizarro) se remonta al año 1530. Fue entonces cuando un cincuentón Francisco (el mismo hombre que había viajado al Nuevo Mundo en 1502 y que había participado en dos expediciones fallidas contra el Perú) partió desde Panamá con aproximadamente 180 combatientes y una treintena de jinetes (la mayoría de fuentes dicen 37) hacia Cajamarca: una de las ciudades más importantes del Imperio Inca.
¿Su objetivo? Oficialmente, poner orden en nombre del rey en la zona, donde se estaba librado una encarnizada lucha entre el emperador Atahualpa y su hermano Huáscar. Extraoficialmente: introducirse en el corazón del territorio para dominarlo.
A esa región llegó el viernes 15 de noviembre de 1532 bajo el paraguas de una supuesta entrevista personal con el mismo Atahualpa. ¿Un truco? Si, pero el emperador tampoco es que fuera demasiado sincero ya que, a pesar de que acudía a la zona supuestamente para hablar con Pizarro, tenía en su cabeza la idea clara de acabar con aquellos conquistadores que habían penetrado en su territorio con suma facilidad.