¿Por qué para las culturas de la Antigüedad fue tan importante el cuidado del agua?
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Respuestas a la pregunta
Todas las civilizaciones han requerido, en mayor o menor grado, del manejo del agua. A lo largo de la historia los diferentes elementos que han permitido su gestión se han construido en función de la facilidad para su acceso o su evacuación y/o del tamaño de la población a servir. Ello es algo que conocemos perfectamente en la actualidad, pero que también queda patente cuando se analizan los restos que nos han dejado las civilizaciones antiguas.
Los restos arqueológicos nos muestran sobre todo grandes monumentos (principalmente funerarios o con finalidad ritual), elementos artísticos (esculturas, pinturas, joyas) y utensilios cotidianos (herramientas, vasijas, armas), enteros o en fragmentos. Son menos frecuentes, pero no por ello menos interesantes y en algunos casos hasta espectaculares, los restos asociados a la gestión del agua. Las ruinas de Angkor Vat, en la actual Camboya, constituyen seguramente el ejemplo más esplendoroso, con casi 400 km2 de templos, caminos y estructuras hidráulicas, principalmente depósitos, estanques, canales y diques.
Para mucha gente las civilizaciones antiguas son fascinantes. Visitar sus monumentos y sus ruinas, leer sobre ellas y sobre las culturas que las constuyeron y les dieron vida, saber qué hicieron, ver qué objetos han dejado y ver en qué paisaje se hallaban inmersas estimula la imaginación y permite entender mejor el mundo en que vivimos. Esta atracción por conocer lo antiguo ha sido la motivación de algunos de mis viajes de vacaciones, especialmente en el Mediterráneo. Y en ellos, así sin más, uno se encuentra paseando no sólo entre ruinas de palacios sino también entre antiquísimas tuberías de terracota, en las ruinas del complejo minoico de Cnosos (1900 - 1100 aC, Creta, Grecia). O descubriendo las cisternas subterráneas talladas en la roca mientras va visitando la agreste acrópolis de Micenas (1600-1100 aC, Peloponeso, Grecia). O paseando entre cisternas íberas en Ullastret (s. VI - II aC, Girona), nada más cruzar sus gruesas murallas. O va a visitar la Biblioteca de Celso, en la ciudad greco-romana de Éfeso (s. X aC - IV dC, Turquía) y de camino se cruza con las letrinas de unos sorprendentes baños públicos del siglo I dC.
Es interesante ver cómo ya desde tiempos remotos y con unos medios técnicos claramente limitados el hombre ha sabido dar solución a los retos que le planteaba la gestión del agua, con soluciones eficaces y sostenibles, cuando no elegantes y bellas, o incluso imponentes, como en el caso de los acueductos romanos (Tarragona, Segovia o Pont du Gard serían excelentes ejemplos) o de depósitos como la famosa Cisterna Basílica de la antigua Constantinopla, la actual Estambul, en Turquía.