¿Por qué los seres vivos y los objetos sin vida no están formados por los mismos elementos químicos?
Respuestas a la pregunta
Imaginamos un día de agosto de estos en que el sol
resplandece en medio del cielo. Juan pasea por la playa,
sobre el suelo caliente. Se detiene para llenar su cubo de
arena. Quiere hacer un castillo en la orilla. Su hermana,
María, se baña en el mar. Entre ola y ola se mira los pies.
Ve venir una medusa. Asustada, sale del agua buscando los
brazos de su madre.
El cubo lleno de arena, el agua del mar, la medusa, Juan,
María… es evidente a simple vista que estos personajes que
comparten un día de playa de agosto son muy diferentes.
A pesar de tener tan claras las cosas que los diferencian,
es un hecho que todo aquello que compone un ser humano lo
podemos encontrar en cualquier puñado de arena. Igualmente,
si nos adentramos en la composición de una medusa, en todo
aquello que la forma, encontraremos poco más que mucha
agua.
Entonces os preguntaréis: ¿por qué percibimos estos objetos
y seres como radicalmente diferentes?
Básicamente porque, a pesar de estar compuestos por los
mismos “ingredientes”, estos aparecen en diferentes
proporciones y combinaciones.
Todos los seres vivos y objetos de nuestro entorno están
constituidos por átomos: las personas, los animales, las
plantas… Incluso las cosas más gigantescas, como los
océanos, los continentes y el cielo, están formados por un
conjunto inmenso de átomos.
Estos diferentes átomos forman los elementos de la
naturaleza. Serien como los ingredientes de una receta
llamada Universo.
Juntando muchos y muchos átomos de helio y encendiéndolos,
podríamos cocinar una estrella como el Sol. Juntos, este
conjunto de átomos individuales darían como resultado el
elemento Helio.
En cambio, si en lugar de estos átomos cogiéramos pequeños
grupos de dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno y
reuniéramos un montón, habríamos cocinado un río o un lago.
Y si añadiéramos un poco de sal… magia! Ya tendríamos un
océano! Las sustancias como el agua, formadas de diferentes
tipos de átomos, se denominan compuestos. Cada una de sus
subdivisiones de hidrógeno y oxígeno se denomina molécula.
Del mismo modo, si cogiéramos muchísimos átomos de
nitrógeno formaríamos la atmósfera, y si hiciéramos un
cóctel de hierro, oxígeno, silicio y magnesio, tendríamos
el suelo que pisamos.
¿Y si el menú del día fuera la vida a la Tierra? Entonces
nos dedicaríamos a cocinar células y las llenaríamos casi
completamente de oxígeno y de hidrógeno, es decir… ¡de
agua!
En efecto, la vida en la Tierra es debida a la existencia
del agua, una sustancia extraordinaria sin la cual no
existiríamos. ¡Ni nosotros ni la más minúscula de las
bacterias! ¡Imaginaos cuan importante es!
Aunque todos los seres vivos estamos compuestos
mayoritariamente de agua, a primera vista somos muy
diferentes. Todos los seres vivos que existen han seguido
un proceso denominado evolución que se basa en la
adaptación al entorno. Esto quiere decir que un
microorganismo muy básico que apareció hace 3.000 millones
de años en un clima muy frío no tiene que parecerse
necesariamente a una planta o a un dinosaurio aparecido
hace 300 millones de años, ni tampoco al ser humano actual.
Tienen, sin embargo, una cosa en común: todas sus células
están llenas de moléculas de agua. Esto nos convierte en
hermanos más allá de las especies. Más allá del origen. Más
allá…