Por qué los principios a priori no tienen validez ni aplicabilidad en la metafísica
Respuestas a la pregunta
El filósofo argentino José Alberto Coffa gustaba de clasificar a los
filósofos. En un ocurrente e ingenioso trabajo (Coffa, 1991:
35), dividió a los filósofos en varias categorías: los amigos y enemigos de Rashomon,1 los paralíticos y epilépticos, y, finalmente, los filósofos
de mente bidireccional y los de mente tridireccional.
El que se pertenezca a la primera o segunda clase de esta última división depende de lo que se observa en lo que los filósofos llaman una situación de conocimiento; es decir, la clase de afirmaciones reputadas
verdaderas en un momento determinado. Hay, por una parte, aquellos
filósofos que sólo ven dos cosas: en primer lugar, afirmaciones que son
verdaderas e independientes de la experiencia —a priori, como dicen a veces los filósofos—, pero son todas muy aburridas, ya que no brindan ninguna información, como llueve o no llueve o todos los solteros son no casados;
son verdades lógicas o derivables de ellas por definiciones y son, en consecuencia, vacías de contenido, no transmiten información. La segunda clase
de afirmaciones que estos filósofos ven, son las que extienden nuestro
conocimiento y que, por tanto, pueden ser interesantes e informativas;
pero éstas son empíricas, o como las llamaremos: meramente empíricas,
pues no hay conocimiento a priori que nos permita decidir si se han de
aceptar o no; hay que experimentar u observar, o descubrir de alguna u
otra manera qué está sucediendo para ver si se deben aceptar estas afirmaciones meramente empíricas.
Las mentes tridireccionales, por otra parte, ven una cosa más: una
clase de afirmaciones que, como las empíricas.
Espero a verte ayudado me das coronita? xfa