Por que los acuerdos matrimoniales eran importantes para el poder de los reyes?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
No todos los matrimonios cambian la historia, pero con el de Isabel y Fernando eso fue lo que sucedió. La novia era la hermana del rey de Castilla, Enrique IV, un hombre débil que no había sabido hacer frente a la poderosa aristocracia. Tenía una hija, Juana, pero se rumoreaba que su verdadero padre era el noble Beltrán de la Cueva, por lo que la niña fue apodada “la Beltraneja”. Los nobles se rebelaron y escogieron como monarca a su hermanastro, el infante Alfonso, que fallecería en circunstancias poco claras. ¿Peste? ¿Envenenamiento?
La futura Isabel la Católica había apoyado a Alfonso durante la guerra civil, pero a la muerte de este se reconcilió con Enrique y logró ser reconocida como heredera. Con su posición consolidada, tenía que decidir cómo resolver la cuestión de su matrimonio, un tema plagado de implicaciones políticas.
Se barajó como candidato a Ricardo de Inglaterra. La idea, sin embargo, no cuajó, por lo que la princesa castellana seguramente se libró de nutrir la nómina de villanos de Ricardo III, la obra en la que Shakespeare deja al rey a la altura del betún.
Enrique IV prefería como cuñado a Alfonso V de Portugal, pero su hermana no opinaba de la misma manera. Era difícil que a una muchacha de apenas diecisiete años le sedujera la idea de unirse a un hombre veinte años mayor al que le gustaba presentarse en público con armaduras pasadas de moda. Ella tenía su propio criterio y no estaba dispuesta a acatar la voluntad del monarca.
Segura del camino que debía seguir, Isabel empezó a negociar el futuro contrato matrimonial
Sobre todos los aspirantes iba a imponerse Fernando, hijo de Juan II de Aragón. Era, sin duda, un excelente partido. Además de ser joven y bien parecido, estaba destinado a gobernar distintos reinos y poseía ya la corona de Sicilia. Segura del camino que debía seguir, Isabel empezó a negociar el futuro contrato matrimonial.
La operación se desarrolló en la más estricta clandestinidad, y los novios tuvieron que relacionarse mediante mensajes enviados en secreto. Existía otro problema: su parentesco. Ambos pertenecían a la dinastía Trastámara. Una dispensa papal debía autorizar la unión entre primos segundos. Como el pontífice no estaba dispuesto a dar ese paso para no indisponerse con Enrique IV, el entorno de la princesa optó por falsificar el documento.
Resueltos a estar juntos
La pareja estaba decidida a superar todas las dificultades. Para esquivar el control de su hermano, Isabel tuvo que escaparse de Ocaña, donde se encontraba estrechamente vigilada. A su vez, Fernando entró en Castilla disfrazado como mozo de mulas, fingiendo ser el sirviente de los cinco amigos que en
Explicación:
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