Por que las plantas angiospermas han tenido gran éxito biológico
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Ahora que el año Darwin está terminando no está de más recordar el «abominable misterio» que para el naturalista inglés suponía la aparición de las plantas con flores sobre la Tierra. Durante la mayor parte de la historia biológica de este planeta no había plantas con flores, o simplemente flores. La Tierra era un jardín verde, pacífico y sobre todo sobrio. Ese paisaje estaba habitado por peces, reptiles y libélulas que volaban entre coníferas ancestrales. Como no había flores tampoco había mariposas, ni abejas, ni ningún otro animal que se alimentara de néctar. No había praderas de hierba, ni cereales y, por tanto, tampoco rumiantes. De pronto, en el Cretácico, surgieron las plantas con flores y el mundo se llenó de color.
Esta aparición súbita y posterior dominio de las angiospermas sobre todas las demás plantas es algo que continúa intrigando a los biólogos evolucionistas. ¿Cómo aparecieron y se extendieron estas plantas? Las angiospermas representan en la actualidad cientos de miles de especies y suponen el 96% de la vegetación. Estas plantas son obviamente las más exitosas sobre tierra firme.
Una de las razones que se han dado para explicar el éxito de estas plantas es su capacidad de llegar a acuerdos con ciertos insectos para así ser polinizadas o para repartir sus semillas. Ahora se propone otra teoría alternativa o complementaria a ésta.
Un estudio publicado en Ecology Letters revela que hubo un disparador evolutivo que dotó a las angiospermas de una ventaja adaptativa respecto a las demás especies, dando lugar a su gran abundancia posterior. Tim Brodribb y Taylor Field, de University of Tasmania y University of Tennessee respectivamente, tuvieron en cuenta la fisiología de las plantas para mostrar cómo las angiospermas fueron capaces de dominar en tierra firme sobre todas las demás gracias a un sistema hidráulico más eficiente que permitió aumentar el rendimiento de la fotosíntesis.
Las angiospermas son las plantas más abundantes y de mayor éxito ecológico de todas las plantas terrestres. Una de las razones de que suceda esto es, según Brodribb, la mayor capacidad fotosintética de sus hojas, pero es un misterio cuándo y cómo evolucionó esta capacidad.
Estos investigadores notaron que la densidad de nervios o vasos conductores de la angiospermas primitivas fue menor que en épocas posteriores. Así que midieron la «densidad de nervaduras» de distintas plantas con semilla y la asociaron a un modelo hidraúlico-fotosintético. En su trabajo de campo examinaron durante 6 años las hojas de 504 plantas con flores y otras 225 gimnospermas repartidas en 13 países distintos, incluyendo 166 plantas extintas. Además midieron el intercambio de dióxido de carbono y agua de 35 especies de plantas, tanto con flores como sin flores.