Historia, pregunta formulada por sofiflorez603, hace 7 meses

¿Por qué las naciones invadidas esperaban que Napoleón trajera un cambio de beneficio popular?

Respuestas a la pregunta

Contestado por ayudaporfaaa26
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Explicación:

Por encima de todo, Napoleón era un guerrero, un militar excepcional que acuñó su prestigio en el campo de batalla. Dejó para la posteridad un cambio en la guerra. Ya no eran sólo ejércitos contra ejércitos, sino que con el principio de “la nación en armas” y la movilización general de la patria ante el peligro, los invasores tendrían que derrotar al ejército y ocupar todo el territorio de forma masiva.

Napoleón Bonaparte

Las ideas centrales de la guerra napoleónica eran la superioridad numérica, la concentración de esfuerzos, la necesidad de abarcar todo el teatro de las operaciones, la movilidad y la importancia del factor sorpresa. El ejército se dividía en 3: pasivo, activo y reserva. Pero sin duda, las tácticas fueron lo que acabaron por proclamarse como el principio básico de Napoleón. Las principales tácticas llevadas a cabo fueron las maniobras envolventes (Ulm, 1805) y las líneas interiores (Austerlitz, 1805). Sin las tácticas, el ejército del general francés habría sucumbido en ambas confrontaciones.

Como político, dejó claras dos premisas: “Mi talento es ver claro” y “La alta política no es más que el buen sentido aplicado a las grandes cosas”. Por tanto, su mandato se basaba en la claridad de acciones y en el sentido común. Con esa base, dictó distintas leyes que, según sus palabras se fundaban “en la moderación, el orden y la justicia”.

En 1804, Napoleón creó el Código Civil, que ayudaría en gran medida a pacificar la situación revolucionaria en la que se encontraba sumida Francia. Sus primeros años en el poder fueron orientados a consolidar la Revolución y a calmar la situación en la que se encontraba el país.

Cuando se autoproclamó emperador en 1804, en realidad, seguía gobernando bajo los mismos principios. Sin embargo, sus ideas evolucionaron hacia un imperialismo desbocado. Su frase: “Soy el sucesor de Carlomagno”, deja entrever qué movía al militar francés. La aspiración suprema de Napoleón era la de revivir el Sacro Imperio Romano Germánico. Quería ser reconocido como un igual por el resto de casas reales europeas.

Este punto le hizo casarse con María Luisa de Habsburgo en 1810. Pensó que al emparentarse con una casa real tan antigua como los Habsburgo, ganaría más prestigio. También con el fin de aumentar su honor, cuando fue proclamado emperador, pidió que lo hiciera el papa Pío VII, al igual que se hacía en la Antigüedad con los antiguos emperadores romanos.

En sus años finales, el imperialismo y las ansias de poder se mezclaron con el objetivo de restablecer las ideas revolucionarias por toda Europa. Ya no sólo ansiaba formar un imperio, sino que veía que la revolución por la que tanto había trabajado, acabaría siendo reducida por los estados absolutistas europeos.

En definitiva, Napoleón fue un “hijo de la revolución”, como le bautizaron. Fue un general brillante pero un político que acabó por dejar que su imperialismo y ganas de reconocimiento acabaran consumiéndole. Dejó un legado de leyes que serían aplicadas hasta nuestros días como, por ejemplo, el Código Civil. Él mismo, en sus memorias en Santa Elena lo afirmaba así: “Mi auténtica no consiste en haber ganado sesenta batallas, sino en que le di a Francia el Código Civil”. Pero sin duda, su mayor herencia fueron los embriones revolucionarios que sembró entre todas las cortes europeas, que acabarían por estallar en las distintas revoluciones que se sucedieron a lo largo del siglo XIX.

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