¿Por qué la Teoría
Creacionista y la de
Generación espontánea no
tienen carácter de científicas?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
. Contexto y origen del debate
El llamado debate evolucionismo-creacionismo puede encuadrarse en un contexto más amplio que podría llamarse debate ciencia-fe. Este a su vez se puede insertar en otro aún más amplio, que se remonta a un tiempo anterior a la aparición de la ciencia e, incluso, a la aparición de la fe cristiana: se trata del debate teísmo-ateísmo, que ya está presente de una manera muy neta en las reflexiones de los autores helénicos. La pugna entre los extremos de esta dualidad, teísmo-ateismo, estalla con fuerza en algunos momentos y permanece después atenuada durante largos periodos de tiempo, sin desparecer completamente. Concretamente, es destacable que las innovaciones intelectuales o metodológicas importantes son una ocasión propicia para que la cuerda que une los dos polos se tense de una manera especial. Esto ocurrió, por ejemplo, con ocasión del nacimiento de la ciencia moderna. No cabe duda que los siglos XVI y XVII asisten a un importante alumbramiento metódico que cambió el curso de nuestras vidas: la ciencia experimental. Esos siglos asisten también a un resurgimiento del mencionado debate.
Muchos dieron la bienvenida al nacimiento de la ciencia experimental y el tipo de racionalidad que nacía con ella porque, entre otras cosas, se vislumbraban nuevas posibilidades de defender la fe contra una visión del universo materialista y ajena a la divinidad. Destaca, por ejemplo, el apoyo del cardenal Bérulle al joven Descartes para que desarrollase la reforma de la filosofía que la Iglesia necesitaba para hacer frente a la amenaza de los libertinos. Es en este momento cuando nace la metáfora del dios relojero, tan empleada en la cultura europea desde entonces1. El entusiasmo por la nueva racionalidad de los teístas pronto se disiparía al comprobar que la ciencia recién estrenada encerraba peligros para la fe nada despreciables: la mecánica se podía utilizar precisamente para lo contrario de lo que ellos pretendían, es decir, podía servir para explicar un mundo en el que no era necesario tener en cuenta a Dios.
Explicación: