¿Por qué la recomendación, la palanca, el padrinazgo no debe existir especialmente en las instituciones del estado?
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Respuesta:
En el presente artículo se hace una revisión documental de los trabajos que han abordado una de las instituciones clave en Iberoamérica: el compadrazgo, que ha sido objeto de numerosos estudios o, bien, ha formado parte de monografías más extensas. Por tanto, el objetivo de este escrito es presentar un amplio análisis de los estudios del compadrazgo, para comparar y contrastar las diferentes posturas teóricas y metodológicas con que ha sido tratado.
Palabras clave: compadrazgo, compadrinazgo, Iberoamérica, padrinos, compadres, ahijados.
Los estudios de la institución denominada compadrazgo o compadrinazgo en las comunidades latinoamericanas se remontan a los orígenes de la antropología. Dicha institución ha sido ampliamente tratada en numerosas monografías, habiéndose convertido en uno de los temas más importantes de la disciplina.
Asimismo, su gran flexibilidad y adaptabilidad en las poblaciones indígenas y mestizas han convertido a esta institución en un relevante elemento en el proceso de cambio social. El compadrazgo está tan extendido en Iberoamérica que bien podría ser considerado un fuerte candidato para ingresar en la lista de universales culturales de la zona (Genis, 1990). Su buena salud se sustenta en la sacralidad que impregna la relación del compadrazgo, derivada del acto sacramental en que se funda, y el reconocimiento que de él hace la Ley Canónica (Signorini, 1984: 248), además de su capacidad operativa como elemento integrador y refuncionalizado en diversas sociedades.
Los estudios sobre el compadrazgo empezaron a partir del siglo pasado. La literatura existente versa, la mayoría de los casos, en descripciones basadas en la recolección de datos etnográficos sin una guía teórica que los fundamente. Muchas de ellas están incluidas en monografías más generales. Hugo Nutini y Betty Bell (1989) mencionan que entre 1930 y 1970 se publicaron 54 trabajos que tocaban de alguna manera el tema del compadrazgo.
No obstante, en los últimos 50 años se ha empezado a comprender la importancia teórica de los estudios sobre el compadrazgo y la producción científica relativa a él ha crecido notablemente, trayendo como consecuencia el aumento de los trabajos de carácter analítico, entre los cuales predominan los análisis de perspectiva funcionalista. Esta institución, al constituirse como un sistema de relaciones interpersonales capaz de actuar con eficacia como elemento de integración social en los más disímbolos contextos económicos y sociales, representa una gran tentación para los que sostienen esta línea metodológica interpretativa. Sin embargo, en la bibliografía sobre el compadrazgo, no faltan los estudios planeados desde otros enfoques teóricos que intentan comprender su estructura y explicar, además, el éxito de la institución a pesar de las profundas transformaciones estructurales por las cuales ha atravesado.
Uno de los trabajos pioneros es el de Sydney Mintz y Eric Wolf (1950), en el que hacen una revisión histórica en Europa para buscar algunos de los atributos estructurales y funcionales más significativos del compadrazgo. En la primera parte del artículo buscan los orígenes del padrino de bautizo en la Ley Canónica, en la cual existe la referencia a la costumbre judía de requerir un testigo durante la circuncisión, quien era llamado con un término derivado del griego sponsor. Asimismo, durante los primeros años de la Iglesia fue necesario usar un padrino para admitir a un individuo de poca confiabilidad, por lo que en los días de persecución tenía un papel cardinal. En su análisis histórico, Mintz y Wolf ofrecen muchos detalles sobre las principales funciones del compadrazgo: estructurar las relaciones individuales o familiares verticalmente entre miembros de diferente clase y solidificar las relaciones sociales horizontalmente entre los miembros del mismo vecindario. También examinan algunos de los atributos estructurales más relevantes de esta institución, muchos de los cuales permanecieron inalterados en las sociedades indígenas y mestizas del Nuevo Mundo: la prohibición del incesto y las implicaciones del parentesco ritual; las dimensiones horizontales y verticales del compadrazgo, y su gran adaptabilidad y flexibilidad a situaciones cambiantes; la exogamia y la relación entre parentesco ritual y parentesco real.
Del mismo modo, observan que el compadrazgo casi había desaparecido en las áreas donde el desarrollo del capitalismo industrial y la clase media habían surgido con fuerza. En los lugares en los que tendía a desaparecer, la familia ya no constituía la unidad primaria de producción, y viceversa: el mecanismo del compadrazgo se mantenía casi sin cambio en donde los campesinos no se habían convertido en granjeros. El punto de transición se ubica en donde la producción es todavía para el consumo inmediato más que para la acumulación, y la unidad familiar aún representa la base activa de la vida económica.