Ciencias Sociales, pregunta formulada por aparedes8, hace 7 meses

por que la idea de proclamar la libertades individuales fue bien recibida en las colonias Americanas?

Respuestas a la pregunta

Contestado por donaobando2010
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Respuesta:

Lo mejor sería hacer un recordatorio de lo que desaparece con la imposición de estos nuevos conceptos, que son, algunas veces, contradictorios. La revolución liberal elimina una parte considerable de los obstáculos que hasta la Revolución Francesa habían frenado la marcha de la humanidad hacia el progreso, dicho sea de una manera un poco grosera. Lo interesante es que esta revolución la hacen los burgueses. Es decir, pasamos de una sociedad dominada por un estamento privilegiado, la aristocracia, a una sociedad dominada por la burguesía, hecha a sí misma. La burguesía es la gran protagonista del siglo XIX, una burguesía generalmente dinámica, que impulsa el capitalismo y, por este conducto, la industrialización. El socialismo aparece en contraposición a un capitalismo que se ha hecho tan liberal, tan desenfrenado, que ha vuelto a instaurar una sociedad poco igualitaria. De todos modos, el privilegio del dinero no es tan separador ni tan inalcanzable como el de la sangre.

Explicación:

Espero que te ayude, dale a la coronita :)

Contestado por kevinadolfo276
0

Respuesta

Como todo tiempo terminal, el periodo histórico denominado Edad Moderna, tendrá un inicio agitado, convulso, en el que se entrecruzan corrientes opuestas. Las manifestaciones políticas revelan en su apariencia externa la continuidad de un proceso histórico, en el que la comunidad cultural, avalada por la tradición, es el soporte de la comunidad política. Aparte de los cambios formales y estructurales que aporta el Estado moderno, las raíces del estado continúan siendo las mismas que soportaron la comunidad política en el mundo clásico y en la cristiandad medieval.

La ecuación unidad política-unidad religiosa no sólo sobrevive sino que se intensifica, se agudiza y se convierte en frontera para el súbdito y el reino.

Un generoso número de autores apoya las monarquías absolutistas y confesionales. En sentido contrario, socavando los cimientos de esta estructura política, se alzan las voces y los argumentos de la doctrina de la tolerancia, las teorías pactistas de la sociedad, la distinción entre el hombre en estado de naturaleza y en sociedad, y, finalmente, el reconocimiento de una libertad individual anterior a su condición social, inalienable e irrenunciable tras su incorporación a la comunidad. Todo ello, sin embargo, no sería suficiente si la libertad individual continuara sometida al principio unidad política y unidad religiosa. La separación Iglesia-Estado es una condición necesaria para el ejercicio y disfrute efectivo de la libertad individual.

El cambio político que se produce con la Revolución americana y la Revolución francesa es un cambio histórico fundamental porque supone la ruptura de una concepción política tradicional y la apertura a un nuevo modelo en el que el Estado inicia su andadura sin ese soporte clásico y se aventura a conciliar un Estado, aparentemente neutral en su ideología, con un pluralismo ideológico, religioso, político y social de sus miembros.

Las Declaraciones de Derechos americana y francesa son, por tanto, el punto de partida de una nueva cultura política. Basada la libertad en la propia naturaleza humana, tienen un claro carácter universal aplicable en todos los pueblos, naciones y Estados, porque son libertades universales que deben ser reconocidas y protegidas en cualquier punto del universo.

Esta novedad política que se fragua a contra corriente bajo regímenes absolutistas, irá acompañada de otras reformas, algunas recuperadas de tiempos anteriores, como la democracia, el contrato social o el reconocimiento de la soberanía popular. Por lo que las doctrinas atenienses y medievales que reconocen a la comunidad como titular del poder encuentran en esta interpretación su sentido más amplio y expansivo, que se convertirá en el modelo a seguir para las nuevas democracias.

 

II. LA DECLARACIÓN DE DERECHOS NORTEAMERICANA.

1. Los orígenes de la libertad de creencias en las colonias americanas.

La emigración anglosajona hacia las colonias norteamericanas ha tenido causas muy diversas; sin embargo, una de las más relevantes ha sido la religiosa. Muchos emigrantes buscaban en las colonias un lugar en que pudieran encontrar la libertad para vivir de acuerdo con sus creencias. Esta expectativa no siempre se hizo realidad; los asentamientos se hicieron frecuentemente por grupos religiosos que elegían un territorio y rechazaban o prohibían la presencia de otros grupos distintos.

La hostilidad hacia otros grupos y la intolerancia consiguiente tuvo como protagonistas principales a la Iglesia ortodoxa anglicana y a los puritanos.

En Maryland, fundada por los católicos, la Asamblea aprobó un Acta de Tolerancia en la que se reconoció el libre ejercicio de la libertad religiosa y la prohibición de que se obligue a nadie a asumir unas creencias o ejercer una religión contra su consentimiento. Disposiciones análogas fueron adoptadas en Rhode Island y Providence.

El reconocimiento de la tolerancia y de la libertad religiosa tiene en las colonias norteamericanas un doble origen: el acuerdo entre los colonos y la concesión por parte del monarca. Esto último no deja de sorprender si se tiene en cuenta la férrea disciplina que se aplicaba en la metrópoli, en la que la religión anglicana, como religión de Estado, excluía a cualquier otra religión.

La oposición radical a la Iglesia anglicana de los grupos religiosos disidentes, el anticlericalismo, surgido en la propia metrópoli y trasladado a las colonias, así como la influencia de la Ilustración fueron componentes decisivos para la formación de la ideología revolucionaria, que había de llevar a cabo el proceso de independencia de las colonias. La libertad de conciencia para todos los grupos religiosos y la libertad frente a la Iglesia anglicana se convirtieron en ideas políticas de la revolución.

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