Por qué había tanta gente en el funeral de Carlos acutis?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:Cuando falleció, el 12 de octubre de 2006, su madre -a quien ya conocía- me pidió si podía escribir su biografía. Acepté y empecé a recoger información sobre este joven. Hablé con personas que lo conocieron y recopilé muchísimos documentos. Pude reunir varios testimonios de personas que lo recuerdan muy bien, como un cura párroco, varias monjas, sus amigos, su familia...
Así surgió mi primer libro, “Mi autopista al Cielo”. En él, sus compañeros de clase -que ya conocían su fe, su generosidad y su amabilidad- quisieron hacerle un homenaje: algo que quedara para siempre en el recuerdo de todas aquellas personas que lo conocieron.
Carlo usó internet para difundir la Palabra del Evangelio, por eso, dejó un legado en el corazón y en la mente de los hombres. Era algo que tenía que difundirse. Además, la gente empezó a buscar mucha información sobre él. Le escriben a la madre, a su familia, a quienes lo conocieron en la escuela... Así empezó a conocerse su vida: todo a través de internet.
La imagen de Carlo Acutis que fue descubierta durante la ceremonia (AP Photo/Gregorio Borgia)
La imagen de Carlo Acutis que fue descubierta durante la ceremonia (AP Photo/Gregorio Borgia)
-¿Es cierto que ayudaba a los más necesitados, sin que su familia lo supiera?
Sí. Cuando falleció, su madre se sorprendió por la gran cantidad de gente que asistió a la misa en su memoria, ya que en su mayoría eran personas de muy bajos recursos, a quienes ella no conocía. En ese momento, descubrió que su hijo había ayudado a los pobres sin que lo supiera.
Carlo ayudaba en secreto. Su familia le daba una pequeña suma de dinero semanalmente, porque no olvidemos que estamos hablando de un adolescente. En vez de gastarlo, lo juntaba en su totalidad y, a fin de mes, lo llevaba a la Mesa de los Pobres, la obra franciscana ubicada en Milán, donde vivía con sus padres. Con lo que juntaba, compraba colchones para la gente que vivía en las calles.
Todas esas acciones a una edad tan temprana, de las que ni siquiera su madre se había enterado cuando estaba vivo, encendieron una curiosidad increíble alrededor de su figura.
Era un niño muy particular, que amaba la Eucaristía, la oración y a la Virgen. Por eso, luego de su muerte, muchísima gente empezó a rezarle. La Diócesis de Milán abrió el proceso de beatificación. Así, empezó el reconocimiento de Carlo.
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