Ciencias Sociales, pregunta formulada por wwwnormaziemba762, hace 10 días

por qué finalmente Gaspar recobró su libertad?​

Respuestas a la pregunta

Contestado por gg5411493
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Respuesta:

¡No existía ninguna ley que prohibiera marchar sobre las manos ni tampoco otra que obligara a usar exclusivamente los pies! .

Explicación:

Así fue como Gaspar recobró la libertad de hacer lo que se le antojara, siempre que no molestara a los demás con su conducta. Radiante, volvió a salir a la calle andando sobre las manos

El caso Gaspar

Elsa Bornemann

Aburrido de recorrer la ciudad con su valija a cuestas para vender —por lo

menos— doce manteles diarios, harto de gastar suelas, cansado de usar los

pies, Gaspar decidió caminar sobre las manos. Desde ese momento, todos los

feriados del mes se los pasó encerrado en el altillo de su casa, practicando

posturas frente al espejo. Al principio, le costó bastante esfuerzo mantenerse

en equilibrio con las piernas para arriba, pero al cabo de reiteradas pruebas el

buen muchacho logró marchar del revés con asombrosa habilidad. Una vez

conseguido esto, dedicó todo su empeño para desplazarse sosteniendo la valija

con cualquiera de sus pies descalzos. Pronto pudo hacerlo y su destreza lo

alentó.

—¡Desde hoy, basta de zapatos! ¡Saldré a vender mis manteles caminando

sobre las manos! —exclamó Gaspar una mañana, mientras desayunaba. Y —

dicho y hecho— se dispuso a iniciar esa jornada de trabajo andando sobre las

manos.

Su vecina barría la vereda cuando lo vio salir. Gaspar la saludó al pasar,

quitándose caballerosamente la galera: —Buenos días, doña Ramona. ¿Qué tal

los canarios?

Pero como la señora permaneció boquiabierta, el muchacho volvió a colocarse

la galera y dobló la esquina. Para no fatigarse, colgaba un rato de su pie

izquierdo y otro del derecho la valija con los manteles, mientras hacía

complicadas contorsiones a fin de alcanzar los timbres de las casas sin ponerse

de pie.

Lamentablemente, a pesar de su entusiasmo, esa mañana no vendió ni siquiera

un mantel. ¡Ninguna persona confiaba en ese vendedor domiciliario que se

presentaba caminando sobre las manos!

—Me rechazan porque soy el primero que se atreve a cambiar la costumbre de

marchar sobre las piernas... Si supieran qué distinto se ve el mundo de esta

manera, me imitarían...Pacienci a... Ya impondré la moda de caminar sobre las manos... —pensó Gaspar, y se

aprestó a cruzar una amplia avenida.

Nunca lo hubiera hecho: ya era el mediodía... los autos circulaban casi pegados

unos contra otros. Cientos de personas transitaban apuradas de aquí para allá.

—¡Cuidado! ¡Un loco suelto! —gritaron a coro al ver a Gaspar. El muchacho las

escuchó divertido y siguió atravesando la avenida sobre sus manos, lo más

campante.

—¿Loco yo? Bah, opiniones...

Pero la gente se aglomeró de inmediato a su alrededor y los vehículos lo

aturdieron con sus bocinazos, tratando de deshacer el atascamiento que había

provocado con su singular manera de caminar. En un instante, tres vigilantes lo

rodearon.

—Está detenido —aseguró uno de ellos, tomándolo de las rodillas, mientras los

otros dos se comunicaban por radioteléfono con el Departamento Central de

Policía. ¡Pobre Gaspar! Un camión celular lo condujo a la comisaría más

próxima, y allí fue interrogado por innumerables policías:

—¿Por qué camina con las manos? ¡Es muy sospechoso! ¿Qué oculta en esos

guantes? ¡Confiese! ¡Hable!

Ese día, los ladrones de la ciudad asaltaron los bancos con absoluta

tranquilidad: toda la policía estaba ocupadísima con el "Caso Gaspar—sujeto

sospechoso que marcha sobre las manos".

A pesar de que no sabía qué hacer para salir de esa difícil situación, el

muchacho mantenía la calma y —¡sorprendente!— continuaba haciendo

equilibrio sobre sus manos ante la furiosa mirada de tantos vigilantes.

Finalmente se le ocurrió preguntar:

—¿Está prohibido caminar sobre las manos?

El jefe de policía tragó saliva y le repitió la pregunta al comisario número 1, el

comisario número 1 se la transmitió al número 2, el número 2 al número 3, el

número 3 al número 4... En un momento, todo el Departamento Central de

Policía se preguntaba: ¿EST«á PROHIBIDO CAMINAR SOBRE LAS MANOS? Y por

más que buscaron en pilas de libros durante varias horas, esa prohibición no

apareció. No, señor. ¡No existía ninguna ley que prohibiera marchar sobre las

manos ni tampoco otra que obligara a usar exclusivamente los pies!

Así fue como Gaspar recobró la libertad de hacer lo que se le antojara, siempre

que no molestara a los demás con su conducta. Radiante, volvió a salir a la

calle andando sobre las manos. Y por la calle debe encontrarse en este

momento, con sus guantes, su galera y su valija, ofreciendo manteles a domicilio... ¡Y caminando sobre las manos!

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