¿POR QUE EURISTEO SE LE OPONIA A HERCULES?
Respuestas a la pregunta
Pasaron los años, su fuerza se desarrolló extraordinariamente y, gracias al entrenamiento que recibió de sus maestros, su destreza se volvió incomparable. Luego, los dioses le regalaron todo lo que lo acompañaría en adelante: Hermes le entregó una espada; Apolo, el arco y la flecha; Hefesto, una coraza dorada; Atenea, una túnica, y Poseidón, los caballos.
Por eso, Hércules marchó a Micenas para ponerse al servicio de Euristeo. Este, temeroso de que el héroe le arrebataraPor donde iba, el joven realizaba hazañas y, así, su fama se extendió. Sin embargo, Hera no se había olvidado de él y, como seguía empecinada en eliminarlo, buscó el modo de que los dioses lo castigaran. Entonces, hizo que enloqueciera y cometiera un crimen terrible. Cuando Hércules recuperó la cordura y se dio cuenta de lo que había hecho, fue al templo de Apolo a preguntarle cómo obtendría el perdón. Este le dijo que debía obedecer todo lo que Euristeo, el caprichoso rey de Micenas, le mandara a hacer. Una vez que cumpliera con las órdenes del rey, conseguiría la libertad y el perdón. También le anunció que , llegado su tiempo, sería inmortal. el trono, le impuso doce trabajos que debía llevar a cabo durante doce años. Pero, como era un cobarde y sentía miedo de lo que Hércules pudiera hacerle, mandó que fabricaran una enorme vasija de bronce, donde pensaba refugiarse en caso de que lo agrediera.
Cuando Hércules y Yolao llegaron triunfantes a Micenas, Euristeo se negó a reconocer que el héroe había cumplido con el segundo trabajo. Según él, la ayuda de su sobrino lo invalidaba.
De inmediato, le encargó nueve tareas: capturar con vida una Cierva sagrada de cuernos de oro, un formidable jabalí, un potente toro y unas yeguas que comían carne humana. También debió robarle sus innumerables de bueyes a un gigante de tres cabezas y exterminar unos pájaros feroces que aniquilaban a hombres y animales, disparándoles sus plumas como dardos. No conforme con esto, Euristeo decidió humillarlo. Entonces le ordenó limpiar las montañas de estiércol de los establos del rey Augias. Para hacerlo fácilmente, a Hércules se le ocurrió desviar el cauce de dos ríos. Luego, se vio obligado a pelear contra las amazonas, pues Euristeo se había encaprichado con que le consiguiera el cinturón de Hipólita, la reina, para regalárselo a su hija.
Año tras año, Hércules cumplió con lo encomendado, sin descanso. Ya solo le quedaba realizar dos trabajos para conseguir su libertad. Y luego de obtener las manzanas de oro del Jardín de las Hespérides, Euristeo no tuvo más remedio que encargarle su última misión. Le había exigido hazañas imposibles de todas había salido victorioso. Así que esta debía ser mucho más difícil que las anteriores.
- Será la proeza que corone tu fama - le dijo con una pérfida sonrisa -. En el oscuro reino de Hades, donde habitan los muertos, hay un can. Su nombre es Cerbero y custodia las puertas infernales. Quiero que me lo traigas
Cuando el héroe se acercó al terrible can, desarmado y protegido solo por la piel de león que le servía de coraza, este lo recibió con espantosos aullidos. Cerbero era un espeluznante perro de tres cabezas, cola de dragón, garras y colmillos como puñales de acero, y su lomo estaba cubierto de erizadas cabezas de serpientes. Hércules lo tomó por el cuello y, aunque el perro lo mordió y lo picó varias veces con la punta de la cola, la presión de sus manos fue aumentando más y más, hasta dejarlo sin aliento. Como Cerbero sintió que se ahogaba, se rindió y aceptó seguirlo dócilmente. Juntos emprendieron el ascenso hacia el mundo de los vivos y, luego, el camino de regreso a Micenas.
Pero cuando Euristeo los vio llegar, se aterrorizó tanto por el aspecto y los horribles ladridos del animal, que corrió a esconderse en su vasija de bronce. Entonces, Hércules le devolvió el perro a Hades, para que continuara custodiando la entrada al reino de los muertos.
Y así fue como, después de este último trabajo, quedó libre de su servidumbre a un rey débil y envidioso. A partir de entonces, emprendió otras aventuras que lo hicieron más célebre todavía. Y al morir, Zeus lo subió al Olimpo en una nube. Allí se reconcilió con Hera y se convirtió en inmortal, tal como su padre lo deseaba y Apolo se lo había predicho.