¿Por qué está marcada la historia de Latinoamérica?
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por el cristobal colon xd
animefanuwu:
No habia pensado en eso xdxdxd pero gracias uwu
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Cuando Stefan Rinke me invitó a reflexionar sobre la historia global reaccioné con mi reti- cencia habitual frente a temas tan amplios, pero también descarté centrarme en mi área específica de investigación. Preferí, en cambio, una escala intermedia para intentar una conver- sación sobre América Latina, foco de esta conferencia. Pensé que quizá valía la pena interrogar el objeto mismo del encuentro, denominado –como saben– “Entre Espacios: la historia latinoa- mericana en el contexto global”.
¿A qué nos referimos con historia latinoamericana? ¿A la de los países tal y como los co- nocemos actualmente? ¿A la de la suma de esos países? ¿A la de una región que suponemos tiene una historia que no es apenas la de esa suma? Y ¿cómo se cruza la dimensión geográfico- espacial (los territorios del subcontinente) con la dimensión socio-temporal? Esto es, esta “his- toria latinoamericana”, ¿surge de proyectar hacia atrás la definición actual de América Latina para abarcar todo el pasado humano de un espacio que hoy comprende desde el Río Grande hasta Tierra del Fuego? O solo se ocupa de América Latina desde... ¿desde cuándo? ¿Desde que fue conquistada por los europeos? En ese caso: ¿cuáles son sus límites? Habría quizá que incluir California y la Florida, por lo menos... O tal vez solo queremos referirnos a lo que ocurrió des- pués de la ruptura del orden colonial. En fin, no es fácil definir nuestro objeto.
La cuestión se complejiza si consideramos la frase “en el contexto global”. Lo global, ¿es solo contexto? Y frente a una historia global, la historia latinoamericana ¿no presentaría las mismas limitaciones que las historias nacionales? Pensar globalmente, ¿no exigiría cuestionar la idea misma de ese recorte? Finalmente, “entre espacios”: la fórmula abre todavía más cues- tiones, pues el tema del espacio no es de abordaje sencillo. Por eso, planteada la interrogación general, no pretendo aventurar ninguna respuesta, sino apenas centrarme en una pregunta: qué hacemos cuando decimos que hacemos historia latinoamericana.
La propuesta de incorporar al subcontinente como parte de una misma historia aparece en forma fragmentaria desde muy atrás. A mediados del siglo xix, por ejemplo, Bartolomé Mitre escribía la biografía de San Martín con proyección regional y le ponía como título Historia de San Martín y la emancipación sudamericana. Más explícito fue el emprendimiento que, en
* Conferencia de clausura del XVII Congreso Internacional de ahila –Asociación de Historiadores Latinoamerica- nistas Europeos–, Berlín, 12 de septiembre de 2014. Se ha mantenido el carácter coloquial de la conferencia, por lo que el texto no incluye referencias bibliográficas.
¿A qué nos referimos con historia latinoamericana? ¿A la de los países tal y como los co- nocemos actualmente? ¿A la de la suma de esos países? ¿A la de una región que suponemos tiene una historia que no es apenas la de esa suma? Y ¿cómo se cruza la dimensión geográfico- espacial (los territorios del subcontinente) con la dimensión socio-temporal? Esto es, esta “his- toria latinoamericana”, ¿surge de proyectar hacia atrás la definición actual de América Latina para abarcar todo el pasado humano de un espacio que hoy comprende desde el Río Grande hasta Tierra del Fuego? O solo se ocupa de América Latina desde... ¿desde cuándo? ¿Desde que fue conquistada por los europeos? En ese caso: ¿cuáles son sus límites? Habría quizá que incluir California y la Florida, por lo menos... O tal vez solo queremos referirnos a lo que ocurrió des- pués de la ruptura del orden colonial. En fin, no es fácil definir nuestro objeto.
La cuestión se complejiza si consideramos la frase “en el contexto global”. Lo global, ¿es solo contexto? Y frente a una historia global, la historia latinoamericana ¿no presentaría las mismas limitaciones que las historias nacionales? Pensar globalmente, ¿no exigiría cuestionar la idea misma de ese recorte? Finalmente, “entre espacios”: la fórmula abre todavía más cues- tiones, pues el tema del espacio no es de abordaje sencillo. Por eso, planteada la interrogación general, no pretendo aventurar ninguna respuesta, sino apenas centrarme en una pregunta: qué hacemos cuando decimos que hacemos historia latinoamericana.
La propuesta de incorporar al subcontinente como parte de una misma historia aparece en forma fragmentaria desde muy atrás. A mediados del siglo xix, por ejemplo, Bartolomé Mitre escribía la biografía de San Martín con proyección regional y le ponía como título Historia de San Martín y la emancipación sudamericana. Más explícito fue el emprendimiento que, en
* Conferencia de clausura del XVII Congreso Internacional de ahila –Asociación de Historiadores Latinoamerica- nistas Europeos–, Berlín, 12 de septiembre de 2014. Se ha mantenido el carácter coloquial de la conferencia, por lo que el texto no incluye referencias bibliográficas.
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