¿Por qué es importante tener cielos oscuros?
Nesecito por lo menos una respuesta de media cuartilla
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Lo necesitamos para poder ver los objetos más débiles o muy distantes y queremos conocer el Universo, y mucho del conocimiento viene de objetos muy distantes, de otra manera no alcanzamos a distinguir los objetos más débiles, porque vemos por contraste entre la oscuridad del cielo y el brillo de ese objeto
El cielo oscuro es crucial, dicen los expertos del encuentro organizado por la Unesco y la Universidad Nacional Autónoma de México, entre otras instituciones.
"Lo necesitamos para poder ver los objetos más débiles o muy distantes y queremos conocer el Universo, y mucho del conocimiento viene de objetos muy distantes, de otra manera no alcanzamos a distinguir los objetos más débiles, porque vemos por contraste entre la oscuridad del cielo y el brillo de ese objeto", explica Torres-Peimbert.
Por cada 10% que aumenta el brillo del cielo, se pierde el 10% de oportunidades de divisar los objetos más débiles.
Por eso los especialistas defienden con celo que los principales lugares de observación astronómica del planeta no sufran de contaminación lumínica, que se estima crece 4% al año. Pero el impacto va más allá de lo científico.
El astrónomo chileno Guillermo Planc le explica a BBC Mundo: "Una iluminación sustentable adecuada, además de proteger la investigación en astronomía, tiene una serie de beneficios que se relacionan con la protección del medio ambiente, las especies nativas de flora y fauna, la salud de las personas, la naturalidad del ciclo de sueño y un gran componente de eficiencia energética y de ahorro del consumo eléctrico".
"Solucionar el problema de la mala iluminación sólo trae beneficios", añade. "Con gran parte de la población viviendo bajo cielos con contaminación lumínica, la sobreiluminación es una preocupación mundial", asegura la Asociación Internacional para un Cielo Oscuro (International Dark Sky Association).
"Los efectos negativos pueden parecer intangibles", consideran los expertos de la IDA, que reconocen que cada vez más se pueden medir los impactos negativos.
En la dirección equivocada
El principal factor que genera la contaminación lumínica es la deficiente forma en que están iluminadas las ciudades. Por lo que la clave para proteger los cielos oscuros pasa por tener sistemas de iluminación adecuados.
En Ciudad de México, por ejemplo, se estima que la mitad de los focos del alumbrado público apunta en la dirección equivocada.
"No te sorprendas si es bastante más de la mitad. La contaminación lumínica es altísima. No importa dónde te vayas, vas a ver el reflejo de la ciudad de México a muchos kilómetros de distancia", advierte José Franco López, coordinador del Foro Consultivo Científico y Tecnológico (FCCyT), uno de los organizadores del evento, y exdirector del Instituto de Astronomía de la UNAM.
De esta forma, la luz se pierde hacia arriba o hacia los costados y no siempre está dirigida hacia abajo, donde se quiere iluminar.
En el alumbrado público se suelen usar luces de bajo consumo, como las LED, que emiten una luz fría, azul, que se difumina más en la atmósfera y conspira contra lo que se puede divisar en el cielo. Por eso, los expertos recomiendan el uso de luces más cálidas.
La capital mexicana, dice la directora de la UAI, es "irrecuperable" en el sentido de la contaminación lumínica.
Aunque no existe un protocolo internacional que estandarice la medición de la contaminación lumínica; en los últimos años se ha dicho que Hong Kong podría ser la ciudad más afectada en ese sentido. Pero tendría serios rivales en Nueva York o Las Vegas, por ejemplo.
"La vida moderna requiere iluminación pero hay un exceso de iluminación que no necesariamente te garantiza más seguridad. Si quieres ver el cielo, no alcanzarlo a ver, es que te estás robando algo", añade.
La clave para que la luz se deje de tragar las estrellas y se empiece a reducir la contaminación lumínica, opina Torres-Peimbert, es la toma de conciencia de la gente, la presión de la sociedad y que el público esté más alerta.
Los propios especialistas reconocen el desafío de hacerles ver a las personas que tienen un derecho al cielo oscuro.
El cielo oscuro es crucial, dicen los expertos del encuentro organizado por la Unesco y la Universidad Nacional Autónoma de México, entre otras instituciones.
"Lo necesitamos para poder ver los objetos más débiles o muy distantes y queremos conocer el Universo, y mucho del conocimiento viene de objetos muy distantes, de otra manera no alcanzamos a distinguir los objetos más débiles, porque vemos por contraste entre la oscuridad del cielo y el brillo de ese objeto", explica Torres-Peimbert.
Por cada 10% que aumenta el brillo del cielo, se pierde el 10% de oportunidades de divisar los objetos más débiles.
Por eso los especialistas defienden con celo que los principales lugares de observación astronómica del planeta no sufran de contaminación lumínica, que se estima crece 4% al año. Pero el impacto va más allá de lo científico.
El astrónomo chileno Guillermo Planc le explica a BBC Mundo: "Una iluminación sustentable adecuada, además de proteger la investigación en astronomía, tiene una serie de beneficios que se relacionan con la protección del medio ambiente, las especies nativas de flora y fauna, la salud de las personas, la naturalidad del ciclo de sueño y un gran componente de eficiencia energética y de ahorro del consumo eléctrico".
"Solucionar el problema de la mala iluminación sólo trae beneficios", añade. "Con gran parte de la población viviendo bajo cielos con contaminación lumínica, la sobreiluminación es una preocupación mundial", asegura la Asociación Internacional para un Cielo Oscuro (International Dark Sky Association).
"Los efectos negativos pueden parecer intangibles", consideran los expertos de la IDA, que reconocen que cada vez más se pueden medir los impactos negativos.
En la dirección equivocada
El principal factor que genera la contaminación lumínica es la deficiente forma en que están iluminadas las ciudades. Por lo que la clave para proteger los cielos oscuros pasa por tener sistemas de iluminación adecuados.
En Ciudad de México, por ejemplo, se estima que la mitad de los focos del alumbrado público apunta en la dirección equivocada.
"No te sorprendas si es bastante más de la mitad. La contaminación lumínica es altísima. No importa dónde te vayas, vas a ver el reflejo de la ciudad de México a muchos kilómetros de distancia", advierte José Franco López, coordinador del Foro Consultivo Científico y Tecnológico (FCCyT), uno de los organizadores del evento, y exdirector del Instituto de Astronomía de la UNAM.
De esta forma, la luz se pierde hacia arriba o hacia los costados y no siempre está dirigida hacia abajo, donde se quiere iluminar.
En el alumbrado público se suelen usar luces de bajo consumo, como las LED, que emiten una luz fría, azul, que se difumina más en la atmósfera y conspira contra lo que se puede divisar en el cielo. Por eso, los expertos recomiendan el uso de luces más cálidas.
La capital mexicana, dice la directora de la UAI, es "irrecuperable" en el sentido de la contaminación lumínica.
Aunque no existe un protocolo internacional que estandarice la medición de la contaminación lumínica; en los últimos años se ha dicho que Hong Kong podría ser la ciudad más afectada en ese sentido. Pero tendría serios rivales en Nueva York o Las Vegas, por ejemplo.
"La vida moderna requiere iluminación pero hay un exceso de iluminación que no necesariamente te garantiza más seguridad. Si quieres ver el cielo, no alcanzarlo a ver, es que te estás robando algo", añade.
La clave para que la luz se deje de tragar las estrellas y se empiece a reducir la contaminación lumínica, opina Torres-Peimbert, es la toma de conciencia de la gente, la presión de la sociedad y que el público esté más alerta.
Los propios especialistas reconocen el desafío de hacerles ver a las personas que tienen un derecho al cielo oscuro.
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