¿Por qué era necesaria una reforma política a principios del
siglo XX?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Muchos ciudadanos no comprenden la
razón por la cual se resalta tanto la necesi-
dad de una reforma política. Consideran
que la crisis nacional está mucho más re-
lacionada con otros problemas, como el
conflicto armado, la violación de los de-
rechos humanos, los desplazados, el défi-
cit fiscal, el desempleo, la negación de una
pronta y cumplida justicia, la crisis pen-
sional o la falta de oportunidades en se-
guridad social, vivienda y educación. Y
tienen razón, pero sólo en parte, porque
quiérase o no, todos esos flagelos son con-
secuencia del pésimo ejercicio de la polí-
tica, fundamentada en ese régimen anti-
democrático, discriminatorio y excluyente
que nos ha caracterizado durante largo
tiempo. Aunque los problemas señalados
se pueden y deben enfrentar con firmeza,
no es fácil alcanzar el camino de su verda-
dera solución mientras perduren las disfun-
ciones del sistema político, en particular las
que impiden una activa participación ciu-
dadana y desvirtúan el sentido de la repre-
sentación, entendiendo por ella la princi-
pal expresión de la democracia política en
las sociedades modernas.
A pesar de los esfuerzos del cuerpo
constituyente de 1991, no se erradicaron
todos los factores que alimentan y repro-
ducen el bloqueo de la democracia repre-
sentativa. Tampoco se supieron reglamen-
tar por vía legal los procedimientos para
garantizar el ejercicio de la democracia se-
midirecta. Una reforma política integral
implicaría la revisión y modificación de
las reglas de juego imperantes para operar
una efectiva diversificación del poder, de
suerte que todos los asociados se sientan
vinculados y representados. Tiene que ver,
entre otras cosas, con la organización y el
funcionamiento de los partidos políticos,
el ejercicio de la oposición, el sistema elec-
toral, la equidad en la competencia políti-
ca y la financiación de las campañas, y, los
mecanismos de participación ciudadana;
en fin, aspectos todos tendientes a recu-
perar la credibilidad de la política y la le-
gitimidad institucional. Las reglas de la
democracia política son condición sine qua