por que era importante para Enrique IV controlar la elección de los obispos
Respuestas a la pregunta
Respuesta: Enrique IV (Goslar, 11 de noviembre de 1050 – Lieja, 7 de agosto de 1106) fue rey germánico desde 1056, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico desde 1084, hasta su abdicación en el año 1105. Hijo del emperador Enrique III y de Inés de Poitou, fue el tercer emperador de la Dinastía salia.12
Biografía
Coronación e intereses sobre el Reino de Hungría
En el año 1056, al fallecer Enrique III, se convirtió en rey germánico3 bajo la regencia de su madre4 y posteriormente de los obispos Anón de Colonia y Adalberto de Bremen.43 Durante su reinado (alcanzó la mayoría de edad en 1065) procuró consolidar su poder como monarca germánico y emperador, apoyando el poder de las ciudades y combatiendo a los sajones durante la rebelión sajona y en la Gran Revuelta Sajona.
Apoyó al rey Salomón de Hungría, puesto que este había desposado a su hermana la princesa Judit de Suabia56 y estaba abierta la posibilidad de obtener Hungría como un reino vasallo del Sacro Imperio. Tras la muerte del padre de Salomón, el rey Andrés I de Hungría, su tío, Béla I de Hungría, el hermano de Andrés subió al trono y gobernó entre 1061 y 1063. Ante la toma del poder, Salomón se vio obligado a acudir a la protección de Enrique IV y regresaría en 1063 con los ejércitos germánicos para recuperar el trono. Luego de una victoria, fue coronado Salomón, tras la muerte accidental del rey Bela durante el ataque, cuando el respaldo de su trono de madera se desprendió y le cayó encima. El apoyo de Enrique IV a Salomón se debilitaría con el paso del tiempo, pero aún pretendiendo conservar Hungría como un reino vasallo. Ante esto, los dos primos de Salomón, Géza I y San Ladislao I llevaron a cabo varias contiendas contra el rey húngaro, hasta que finalmente fue destronado en 1074 y Hungría dejó así de estar en peligro de ser tomada por el Sacro Imperio.
Tras la coronación de Géza I en 1074, Enrique IV se vio obligado a dirigir su atención al debate y posteriormente contienda contra el papa y el antirrey Rodolfo de Suabia, escogiendo un antipapa germánico para reemplazar a Gregorio VII. De esta forma, Hungría pasó a segundo plano en su agenda de política exterior, teniendo entonces como nuevo objetivo la subyugación de Italia.