Historia, pregunta formulada por zenda1neferett, hace 1 mes

por que era importante el clima en mesoamerica

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Contestado por joselpacheco28
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1 Centro de Investigaciones Científicas de la Academia Eslovena de Ciencias y Artes, Novi trg 2, 100 (...)

1Note portant sur l’auteur1

2 Este artículo fue publicado en 1997, en Antropología del clima en el mundo hispanoamericano (M. Go (...)

2La importancia singular del planeta Venus en la cosmovisión de los pueblos prehispánicos de Mesoamérica es bien conocida. Hace más de un siglo, el bibliotecario y filólogo alemán Ernst Fórstemann interpretó seis páginas del manuscrito maya posclásico llamado Códice de Dresde como Tabla de Venus y correctamente descifró el glifo maya del planeta. Estudios posteriores han contribuido sustancialmente a la comprensión de esta tabla, que ejemplifica el sofisticado saber astronómico de los mayas. Por otra parte, varias fuentes coloniales del centro de México mencionan la gran atención con la que los nativos seguían los cursos de Venus; la importancia particular es atribuida a las salidas helíacas de la estrella de la mañana, fenómenos que, según se creía, eran dañinos y peligrosos para la naturaleza y la humanidad. Debido a la relativa abundancia de datos de esta índole hasta se llegó a pensar que las salidas helíacas después de la conjunción inferior eran casi los únicos fenómenos venusinos realmente interesantes para los mesoamericanos. Algunos estudios recientes han demostrado que esta suposición ya no se puede sostener y que la manifestación vespertina del planeta tenía igual o incluso mayor importancia que el lucero del alba (Klein, 1976: 87; Justeson, 1989: 105 y ss.; Carlson, 1983; Closs, 1989: s. f.; Sprǎjc, 1987-1988; 1990; 1993a, b, c; 1996a, b; Aveni y Hotaling, 1994).2

3Asimismo ha sido mostrado que una parte del complejo simbolismo de Venus en Mesoamérica estaba relacionada con la lluvia y el maíz (Closs et al., 1984; Sprăjc, 1990; 1993a, b; 1996a, b). Esta asociación conceptual está abundantemente evidenciada histórica, etnográfica y arqueológicamente. Uno de los hechos mejor conocidos es que el dios Quetzalcóatl se vinculaba con Venus, por una parte, y con lluvia, maíz y fertilidad, por la otra (figura 9); la serpiente emplumada era un ser mítico que, desde el remoto pasado, representaba el agua celeste, las nubes y la época de lluvias (Piňa C, 1977). Las evidencias que atestiguan la presencia del llamado complejo Venus-lluvia-maíz en la cosmovisión mesoamericana han sido exhaustivamente presentadas en otras ocasiones (Sprájc, 1993a, b; 1996a), por lo que no serán repetidas aquí. El propósito de este artículo es mostrar, resumiendo solamente los datos más convincentes al respecto, que este conjunto de ideas fue basado en la observación de ciertos fenómenos astronómicos y los concomitantes cambios climáticos.

4Es más que probable que los conceptos sobre la relación de Venus con la lluvia y el maíz tienen alguna base observacional real. Aunque al hombre moderno de la civilización urbana del siglo xxi diversas asociaciones conceptuales encontradas en otras culturas pueden parecer, a primera vista, incomprensibles e ilógicas porque a menudo no establecen relaciones correctas de causa y efecto en términos del razonamiento científico moderno, nunca debería descartarse la posibilidad de que sí reflejan la observación de fenómenos naturales. Los cambios cíclicos en la naturaleza se manifiestan en innumerables fenómenos observables que coinciden en tiempo y espacio. La percepción de estas coincidencias, de las que muchas son peculiares de un medio ambiente particular y de ninguna manera obvias para un forastero, se refleja en específicas construcciones mentales que componen la cosmovisión.

Understanding the symbolism of a culture often begins by bearing witness to the complex behavior of the things and phenomena of that segment of the world view we call “natural”. For Maya symbolism specifically, this means we are obligated to know the life cycle of the toad, the stingless bee, and the maize plant, to name but a few of the entities that we, in our unfortunate wisdom, separate from the rest of nature and relegate to the zoological and botanical realms. We must also be able to follow the course of the sun, the stars, and the intricate movement of Venus, matters that we choose to label astronomy [Aveni, 1991: 309].

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