Por qué en mecánica no todas las piezas tienen el mismo acabado superficial
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
no se :v
Explicación:
Respuesta:
El acabado de superficies metálicas es una operación clave en la fabricación de diferentes componentes metálicos. Entre estos componentes destacan piezas del sector de automoción así como del sector aeroespacial, donde el acabado superficial puede ser crítico en ajustes de ensamblajes, condiciones tribológicas, aerodinámica, etc. En concreto, el acabado superficial en útiles de moldeo y conformado resulta clave.
La fabricación de moldes y matrices, tanto para la estampación y troquelado de chapa metálica, como para la inyección de piezas de plástico y aluminio, representa una parte importante dentro del sector de automoción. Considerando la estructura de costes asociada al proceso de producción, las operaciones de pulido en superficies complejas pueden llegar a suponer más de un 30% del tiempo total de fabricación. En la mayoría de los casos, salvo aplicaciones específicas, el pulido de moldes y matrices sigue siendo llevado a cabo por personal altamente especializado empleando técnicas abrasivas manuales.
1. El acabado de la huella, clave en moldes y matrices
Los productos y componentes que contienen superficies complejas han incrementado su importancia en la industria debido al aumento de la funcionalidad de este tipo de productos (características aerodinámicas, apariencia, optimización ergonómica y mejoras estéticas). Ejemplos se pueden encontrar fácilmente en el sector aeroespacial, del automóvil, y en la fabricación de moldes y matrices. En los componentes fabricados por mecanizado, uno de los principales indicadores de calidad es el grado de acabado superficial. Este depende directamente del tipo de proceso y de las condiciones empleadas para llevarlo a cabo. El acabado superficial es una parte importante de la integridad superficial y normalmente presenta gran importancia en el comportamiento funcional de las piezas. Muchas de las propiedades funcionales del componente dependen directamente de este factor, como por ejemplo la resistencia a fatiga, a desgaste, el comportamiento ante rozamiento, rodadura, lubricación, condiciones de estanqueidad, brillo y aspecto entre otros. En muchas ocasiones, para cumplir con los requisitos de rugosidad, dureza o integridad superficial en general, se llevan a cabo procesos adicionales de acabado. Por ejemplo, en el caso de grandes moldes y matrices de estampación con geometrías complejas, es normal realizar un pulido a mano como proceso de acabado, el cual puede representar un elevado porcentaje del total de tiempo de fabricación. A continuación se presenta el proceso de bruñido con bola para el acabado de este tipo de superficies.
2. El bruñido por deformación
El bruñido por deformación, o simplemente bruñido, se basa en generar pequeñas deformaciones plásticas en la superficie de la pieza tratada. Como elemento deformante se utilizan habitualmente herramientas en forma de bola o rodillo, fabricadas en materiales de elevada dureza, resistencia y límite elástico. El proceso consiste en presionar la herramienta de bruñido, o bruñidor, sobre las microirregularidades de la superficie y generar un deslizamiento y/o rodadura sobre la superficie a tratar para cubrir el área total de la pieza. De esta forma se consigue una capa de material endurecido por deformación que presenta mejores características tanto físicas como mecánicas respecto al material base. El aplastamiento genera efectos beneficiosos sobre la superficie, mejorando por una parte sus propiedades y como consecuencia el comportamiento funcional del componente. Los efectos del bruñido sobre la superficie son la mejora de la rugosidad final, el aumento de la dureza superficial y la introducción de tensiones residuales de compresión. Estos efectos a su vez hacen que el componente mejore sus propiedades en cuanto a vida a fatiga, corrosión y resistencia al desgaste. Son muchas las diferentes versiones de herramientas de bruñido que podemos encontrar en el mercado.