¿Por qué el Universo es una fuente de inspiración para los seres humanos?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Desde que el ser humano tomó consciencia de su papel en el mundo, no tardó mucho en dirigir su mirada hacia la bóveda celeste que cubría la tierra que pisaba. Aunque es imposible saber quién fue el primer hombre o mujer que intentó comprender el Universo, numerosos son los testimonios que han llegado hasta nuestros días y que aportan información sobre hasta qué punto el Cosmos se convirtió en casi lo que podríamos denominar una obsesión para las mentes más inquietas de las primeras civilizaciones. Los egipcios ya observaron las constelaciones y la posición solar con el fin de plasmar sus conocimientos en las monumentales construcciones fúnebres que permanecen prácticamente intactas a día de hoy. Los caldeos -naturales de Caldea, antigua región de Mesopotamia – creían que la posición de los astros determinaba el comportamiento de los seres humanos, por lo que desarrollaron una auténtica ciencia que denominaron astrología. En el 270 a.C., el astrónomo Aristarco de Samos defendió por primera vez en la historia el heliocentrismo cuando aseguró que la tierra no era el centro del universo, sino que se trataba de otro simple astro que giraba alrededor del Sol. Más de 2000 años después estas cuestiones siguen sin obtener respuesta, pese a los avances obtenidos gracias al estudio de muchos otros personajes a los que no nos da tiempo a analizar pero cuyas aportaciones han sido indispensables para comprender lo que hasta ahora sabemos.
Explicación:
Esta inquietud innata del hombre por comprender el origen del Universo resucitó con fuerza en el Renacimiento gracias, en gran medida, a la labor llevada a cabo por la Academia Platónica de Florencia que dirigía Marsilio Ficino. La nueva corriente filosófica aunaba las teorías platónicas y la concepción cristiana, cerrando de este modo la puerta a San Agustín y el aristotelismo hegemónico durante siglos. La Naturaleza se convierte de nuevo en un espacio donde Dios se manifiesta, y, aunque se trata de una naturaleza idealizada, transmite paz y sosiego a cuantos se refugian en ella. El neoplatónico siente un deseo incontrolable por conocer la verdad y para ello la única herramienta de la que dispone es la intuición.
Respuesta:
Porque Desde que el ser humano tomó consciencia de su papel en el mundo, no tardó mucho en dirigir su mirada hacia la bóveda celeste que cubría la tierra que pisaba. Aunque es imposible saber quién fue el primer hombre o mujer que intentó comprender el Universo, numerosos son los testimonios que han llegado hasta nuestros días y que aportan información sobre hasta qué punto el Cosmos se convirtió en casi lo que podríamos denominar una obsesión para las mentes más inquietas de las primeras civilizaciones. Los egipcios ya observaron las constelaciones y la posición solar con el fin de plasmar sus conocimientos en las monumentales construcciones fúnebres que permanecen prácticamente intactas a día de hoy.