¿Por qué el periodo de 1823-1830 recibe tantos nombres?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:La historiografía tradicional ha caracterizado el período transcurrido entre la abdicación de Bernardo O'Higgins (1823) y el triunfo conservador en la batalla de Lircay (1830), como de "anarquía" debido a la sucesión de gobiernos, constituciones y movimientos militares que se desarrollaron durante este período. Sin embargo, en los últimos años se ha reformulado esta visión negativa por una que pone el acento en los aspectos positivos sobre la búsqueda de un nuevo orden político y en la construcción de un Estado republicano y democrático, proceso en el cual la elite dirigente adquirió experiencia a través de distintos ensayos constitucionales y gobiernos, hasta consolidar un sistema político autoritario, que trajo orden y estabilidad a la república de Chile.
Tras la renuncia de O'Higgins en 1823, asumió como Director Supremo el general Ramón Freire Serrano. Éste, más preocupado de realizar la campaña de Chiloé, último reducto en manos españolas, dejó la redacción de una nueva constitución en manos del Congreso, liderado por Juan Egaña, quien dio forma a la denominada Constitución Moralista de 1823, la cual, desde sus inicios, tuvo grandes dificultades para ser puesta en práctica tanto por su engorroso articulado, como por las demandas por parte de las provincias de una mayor participación política mediante la implementación de un sistema de gobierno federalista. La idea ganó terreno en el Congreso, el que aprobó una serie de "leyes federales" propuestas por José Miguel Infante y de inmediato se comenzó la discusión de una constitución federal a mediados de 1826.
Ramón Freire, descontento con estas iniciativas del Congreso, presentó su renuncia. Como su sucesor asumió el mando el general Manuel Blanco Encalada quien fue el primero en gobernar el país bajo el título de Presidente de la República. Sin embargo, las dificultades para implementar el federalismo debido a la inexperiencia de las provincias y sus escuálidos recursos, dificultaron la marcha del gobierno, lo que llevó a Blanco Encalada a renunciar ese mismo año y al consecuente abandono del sistema federalista. Como sucesor, asumió el vicepresidente Agustín Eyzaguirre hasta enero de 1827. Durante el corto período que estuvo a la cabeza del país, fuera de tener que hacer frente a la delicada situación financiera y política, debió lidiar con el bandolerismo que asolaba el sur de Chile.
En este complejo escenario, volvió a gobernar por un corto período Ramón Freire quien, ante la hostilidad del Congreso debió dimitir. En su reemplazo asumió el general liberal Francisco Antonio Pinto, quien llamó a elecciones para formar un nuevo congreso constituyente, en el que los liberales, tras alcanzar la mayoría, promulgaron la Constitución liberal de 1828. Este apogeo del liberalismo llevó a la oposición política, conformada por conservadores, O'higinistas y estanqueros, a unirse en su contra y comenzar una disputa política que alcanzó su máxima tensión en las elecciones presidenciales de 1829, cuando la oposición se negó aceptar el resultado aduciendo que éste era una trampa del gobierno, hecho que desencadenó la guerra civil de 1829 y 1830.
El resultado de esta confrontación fue favorable a las fuerzas conservadoras lideradas por Diego Portales y el general José Joaquín Prieto, asumiendo este último la Presidencia de la República en 1831. Bajo su gobierno, secundado por Portales en los ministerios de Interior y Guerra, se promulgó la Constitución de 1833, que sentó las bases de un régimen autoritario, que trajo la anhelada estabilidad al sistema político chileno.
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