por que el amo le dice que volverá pronto atima del espejo africano?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
¿por que el amo le dice que volverá pronto atima del espejo africano?
Hay objetos que jamás nos pertenecerán del todo. No importa que se
trate de antiguas reliquias familiares, pasadas de mano en mano a
través de las generaciones. No importa si los recibimos como regalo de
cumpleaños o si pagamos por ellos una buena cantidad de dinero…
Estos objetos guardan siempre un revés, una raíz que se extiende hacia
otras realidades, un bolsillo secreto. Son objetos con rincones que no
podemos limpiar ni entender. Objetos que se marchan cuando dormimos
y regresan al amanecer.
Los espejos, por ejemplo. No hay duda alguna de que los espejos
pertenecen a esta categoría. Más aún… Si tuviésemos que hacer una
lista de objetos fantasmales, rebeldes, incontrolables, los espejos
ocuparían el primer lugar.
Mucho se escribió sobre ellos. Poemas y cuentos, leyendas y relatos de
horror. Se ha dicho que son puertas hacia países fantásticos. Se ha
dicho que son capaces de responder, con sinceridad, las oscuras
preguntas de una madrastra. «Espejito, espejito, ¿quién es la más
hermosa?».
Pero aun así, con tanta letra escrita, siempre habrá nuevas cosas que
contar, porque en los espejos cabe el mundo entero.
Esta es la historia de un espejo en particular. Pequeño, casi del tamaño
de la palma de una mano. Y enmarcado en ébano. Un espejo que cruzó
el mar para ser parte de múltiples historias, no todas buenas, no todas
malas. Un pequeño espejo que enlazó los destinos de distintas personas
en distintos tiempos.
En el comienzo hay un atardecer rojo y polvoriento, atravesado por una
manada de cebras. Un paisaje extendido en su propia soledad que,
aunque desde lejos puede parecer un dibujo, es de carne y hueso. De sed
y música.
Hay también un sonido que trae el viento. Tam…
Explicación:
espero a verte ayudado..
Respuesta:
Atima silencio piensa que la libertad es atroz y era amarga porque después de salir de las tropas de San Martín, fueron años muy difíciles para ella, ya que no conseguía mucho trabajo por ser una esclava liberada, pasaba mucha hambre y no tenia donde dormir. En el libro se refleja esto de la siguiente manera: "Atima Silcencio llegaba al límite de su fuerza. Y las palabras que el amo de la hacienda le había dicho el día que le dió su libertad, volvían sin cesar a su memoria: «Escuchá bien esto, ¡vas a volver pronto! ¡Vas a volver suplicando! ¿Cómo te
imaginas la libertad, desgraciada? Anda nomás…, que ya te voy a ver con la mano
extendida».
«Por favor, Dios, quiero volver a la hacienda», pensó Atima Silencio.