¿Por qué decayó el Imperio Romano?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Lo que acabó con el Imperio romano fueron un cambio en el clima y la viruela. ... Sin embargo, también tuvieron mucho que ver las fuerzas de la naturaleza; en concreto, el clima.
Explicación:
Me pones corona
Respuesta:
Es una pregunta que se ha repetido una y otra vez en los últimos 15 siglos: ¿por qué cayó el Imperio romano? Ha habido toda clase de respuestas (un estudioso alemán hizo una lista que incluía 210 posibilidades), desde las interesadamente ideológicas, según las cuales el problema de Roma fue que el Estado gastaba demasiado en guerras y en alimentar a los pobres, a las claramente morales, para las que el hedonismo y el afeminamiento de los romanos les impidieron mantener en funcionamiento una entidad política de su calibre. Pero las respuestas serias son básicamente dos. Por un lado, que Roma cayó porque el sistema político era tremendamente caótico. La sucesión de los emperadores era demasiado indeterminada y el Estado era al mismo tiempo muy burocrático y siempre se encontraba enzarzado en batallas por el liderazgo militar. Y, por el otro, que el Imperio había crecido en exceso ―abarcaba de Londres a Damasco, del Danubio al Sáhara― y eso fomentó la creación de estados secundarios internos que, sumados a las amenazas externas, hicieron inviable la supervivencia de ese monstruo sin precedentes.
Pero hay una nueva teoría, fascinante y original. Lo que acabó con el Imperio romano fueron un cambio en el clima y la viruela.
Así lo explica 'El fatal destino de Roma' (Crítica), del profesor estadounidense de historia clásica Kyle Harper. Según él, ninguna de las teorías anteriores es desdeñable, y no existe ninguna duda de que las razones bélicas, políticas y económicas tuvieron que ver con la desaparición del Imperio. Pero, en los últimos años, el estudio de “núcleos de hielo, piedras rupestres, depósitos de lagos y sedimentos marinos”, así como de “huesos humanos [que] por su tamaño, forma y cicatrices preservan un sutil registro de la salud y las enfermedades”, de “dientes [que cuentan] historias sobre la dieta y la migración, biografías biológicas de la mayoría silenciosa” y de “los genes” nos permite ver muchísimo más allá de lo que lo hicieron los historiadores previos.
En primer lugar, Harper cuenta por qué Roma ―que en el siglo VIII a. C. era un poblacho poco prometedor, alejado del mar y sometido a sus vecinos etruscos― se convirtió en el mayor imperio de la historia. Por supuesto, hay razones humanas: desde el talento de sus líderes a su inteligente organización política y militar, y sobre todo una soberbia comprensión de las posibilidades del comercio y la tecnología. Sin embargo, también tuvieron mucho que ver las fuerzas de la naturaleza; en concreto, el clima.
Explicación: