por que debe ser protegido Los Humildes
Respuestas a la pregunta
Respuesta:Así escribían los jesuitas acerca de los "humildes" de las misiones, los guaraníes: son como niños, deben ser educados, protegidos, moldeados. Sobre los "humildes", Eva Perón construyó su imperio político: era la "protectora de todos los humildes de la Patria". Para ganar su gratitud, Montoneros y ERP distribuían el botín de sus atracos "en los barrios humildes". Los sacerdotes revolucionarios anunciaron el momento de "armar el brazo de los humildes". ¿Realmente les importaban las personas? ¿O actuaban como esos padres que te dicen qué comer, cómo vestirte, con quién salir, pero nunca te preguntan qué quieres, qué deseas? "No conocen el mundo que estamos preparando para ellos", advirtió un militante: nosotros les damos, "los humildes" reciben, ¡que sean agradecidos!
El problema no son "los humildes", sino quienes los usan como fábrica de poder y pedestal moral: personas que de "humildes" no tienen nada, que usan la "humildad" como garrote ideológico y a "los humildes" como ejército de maniobras. Para ellos, "el humilde" debe seguir siéndolo. ¡Ay si lograra alcanzar la autonomía personal, profesional y económica necesaria para convertirse en ciudadano independiente del puntero de barrio, del funcionario estatal, del sacerdote que cuida su alma! El Estado debe socorrerlos, mitigar sus penas, sin que por eso dejen de ser "los humildes" de por vida, de cargar la cruz. En su "humildad", explicó Carlos Mugica, en su "sufrimiento y privación", se encuentra el "hombre nuevo", el Cristo resucitado; su "humildad" no debe ser erradicada, sino "compartida". ¡Que el individuo no emerja nunca del grupo! Que el bienestar y el éxito no corrompan la pureza de espíritu de esos niños. ¡Viva la "santa pobreza", tan querida por los antiguos jesuitas! Pertenecer a los humildes "es un honor", decía Fidel Castro, que nunca fue "humilde". ¡Cuántos "padres de los pobres" ha tenido América Latina! ¿Qué harían todos aquellos que en la "humildad" fundaron sus fortunas si un día ya no existiera la categoría de "los humildes"?
Prestamos poca atención al significado de las palabras que usamos: las usamos y se acabó, como un cepillo de dientes o un teléfono móvil. Pero merecen atención: ¿no será que una sociedad que eleva a los "humildes" a modelo moral tenderá a reproducir las raíces culturales y materiales de la pobreza? ¿Y que, por el contrario, una sociedad que cultiva el valor del ascenso social y la realización personal estará mejor equipada para vencerla? En la primera, el "humilde" es una figura mítica, sin rostro, perdida entre otras miles indistintas; si abandonara su estado, traicionaría a su "pueblo", subvertiría su destino. Pertenecer a los "humildes" no es un estigma, pero tampoco debería ser prueba de santidad; formar parte de una comunidad es importante, pero se convierte en lastre si hipoteca el futuro: el "escape de la pobreza", como el "gran escape" de la famosa película, nunca se realiza con éxito para todos al mismo tiempo.