¿por que cuando las personas venden su voto se dice que atentan contra la democracia?
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¿Por qué los políticos compran votos?
September 15, 2016 by Razvan Vlaicu 1 Comentario
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Desde el primer trueque de una dracma por un voto en Atenas hace más de 2500 años, los políticos han practicado el arte bien perfeccionado, aunque rudimentario, de la compra de votos. Hoy en día sus incentivos van desde las bebidas alcohólicas, el gas y el dinero en efectivo en Estados Unidos hasta el dinero en efectivo, los granos y las máquinas lavadoras en grandes regiones de África, Asia, América Latina y el Caribe. Sin embargo, la compra de votos no es un fenómeno generalizado en todas partes. Como he señalado en un reciente estudio del BID con Marek Hanusch y Philip Keefer, la práctica corrupta surge a partir de condiciones específicas y prospera en circunstancias que dificultan particularmente su erradicación.
Pensemos en lo que ocurre durante una transición a un gobierno democrático. El dictador muere o es derrocado, la junta cae y los partidos que se constituyen se movilizan ante la expectativa de las elecciones que se celebrarán. Sin embargo, estos partidos son novatos. No tienen un historial en que afirmarse, ni tienen credibilidad y, en muchos casos, tampoco tienen una ideología, es decir nada que ayude al votante a distinguir entre unas formaciones y otras. Aún así, la competencia es feroz. Los políticos recién llegados están decididos a conseguir que sus partidos sean los primeros en entrar en el parlamento. Eso les brinda ventajas en términos de gastos, de patrocinio y de atención de los medios de comunicación, lo que facilitará en gran medida ganar las elecciones en el futuro. ¿Qué hacen estos ambiciosos políticos de partidos que no tienen rostro? Compran votos, como ha ocurrido en numerosas transiciones durante la llamada tercera ola de democratización de los años setenta hasta los años noventa.
Desde luego, la compra de votos no sólo tiene lugar durante las transiciones democráticas. Ocurre en todos los países donde los partidos políticos no consiguen construir una marca que convenza a los votantes de que pueden confiar en sus promesas electorales. Mucho después de que los gobiernos militares llegaron a su fin en Brasil en 1985, por ejemplo, la compra de votos siguió siendo un fenómeno generalizado debido a la abundancia de partidos débiles incapaces de construir una plataforma política. Los legisladores brasileños durante la legislatura de 1987-1990 habían pertenecido a aproximadamente tres partidos políticos. Una tercera parte de estos, según un estudio del sistema electoral brasileño, había cambiado de partido desde que fueron elegidos en 1986. Esta falta de lealtad con el propio partido significaba que los partidos políticos no tenían prácticamente ninguna trascendencia en términos de ideología ni de compromisos a largo plazo. Dado que no había partidos que los brasileños encontraran capaces de pronunciarse sobre importantes problemas generales, como un régimen fiscal más justo o un mejor sistema educativo, muchos prefirieron cambiar sus votos por dinero en efectivo, alimentos y ropa.
A medida que el tiempo pasa, la compra de votos puede convertirse en un fenómeno difícil de erradicar. Los ciudadanos, sobre todo los más pobres y los más marginados, pueden llegar a considerar que el pago de dinero en efectivo antes de las elecciones es lo único que consiguen de un gobierno ineficaz. Puede que lleguen a depender de ello. El resultado es que se produce un círculo vicioso. Paradójicamente, aquellos que más sufren de la corrupción se convierten en los que tienen menos probabilidades de oponerse a ella y demandar reformas.
Explicación:me pase xd