Filosofía, pregunta formulada por lilianpaulinlugo, hace 11 meses

¿Por qué crees que es más fácil hacerse una pregunta filosófica, que contestarla?

Respuestas a la pregunta

Contestado por valerisofiabaenadiaz
3

Respuesta:

porque el cerebro no esta preparado para asimilar el sentido de la vida ni sabe el origen de las cosas porque las cosas se originaron antes de la existencia de nuestra especie

Explicación:


lilianpaulinlugo: pero me puedes ayudar en otra
lilianpaulinlugo: porfa
lilianpaulinlugo: es sobre,¿Existe alguna voluntad o intención detrás de lo que sucede? en el libro de el mundo de sofia.
Contestado por alejandroflorez10114
0

Respuesta:

BY JOSÉ MARÍA QUIRÓS  

Todo el conocimiento del que actualmente disfrutamos en la vida diaria, surgió porque hubo mentes exploradoras que se plantearon las preguntas adecuadas. Preguntas sobre la salud, la comunicación, la seguridad, el bienestar y la educación… fueron el inicio de un camino que derivó en nuevos conocimientos que a su que a su vez generaron nuevos procesos, tecnologías y productos o servicios. Las preguntas plantean desafíos, generan ideas creativas y promueven una explosión de descubrimientos. Todo desarrollo humano, y por ende, toda innovación,  está siempre precedido por nuevas preguntas Las personas innovadoras se caracterizan por ser infinitamente curiosas y por formularse gran cantidad de preguntas. Pero si la capacidad de hacerse las preguntas oportunas está tan relacionada con la innovación ¿por qué no hemos desarrollado y perfeccionado al máximo esta habilidad? Una de las explicaciones tiene que ver con el hecho de que tener preguntas en la mente sin conseguir darles respuesta nos genera mucha incomodidad.  Cuando éramos niños, todos gozamos de una capacidad indagadora natural. Sin embargo, con el tiempo fuimos dejando de ser esos insistentes preguntadores y nos transformamos  en serios respondedores.  Todos sabemos bien que la escuela jamás nos evaluó por las preguntas que hacíamos sino por las respuestas que dábamos. Y algo similar ocurre en el mundo del trabajo y los negocios: se supone que nuestra mayor competencia debe ser la de dar las respuestas correctas, sin equivocaciones. Las preguntas son un extraordinario despertador de nuestras capacidades y recursos. Un antiguo proverbio reza que aquel que se hace preguntas no puede evitar las respuestas. Una pregunta, una vez lanzada, pone en marcha un imparable mecanismo de búsqueda que sigue rodando por sí mismo y no se detiene hasta encontrar una respuesta. Nuestra mente consciente o inconsciente no deja de funcionar hasta que, cualquiera sea la pregunta que nos hayamos hecho, se tope con aquello por lo que nos estamos preguntando. Las preguntas conducen a la respuesta. Las preguntas son la respuesta. Y por eso mismo la clave está en la calidad de las preguntas, porque no todas tienen el mismo poder generativo. Hay algunas que abren caminos y otras que cierran puertas. Preguntas del tipo: ¿Por qué siempre tenemos los mismos problemas?  ¿Quién es el culpable? ¿Cuál es el error? paralizan, nos aferran al pasado y bloquean nuestra imaginación.   Preguntas como: ¿Cuáles son las oportunidades que nos da esta situación? ¿Qué necesitamos aprender de esto? ¿Qué necesitaríamos para crear un cambio sobre este tema? … movilizan, nos llevan hacia el futuro y desatan nuestros recursos imaginativos.   Las preguntas inspiradoras hacen pensar y hablar a la gente, son estratégicas, ponen en la agenda temas inéditos y logran generar cambios. Las preguntas con más potencia tienen que ver con valores y deseos y no con evitar el dolor o resolver el problema. Porque estas últimas nos dejan aferrados a lo que NO queremos, a lo que NO puede ser y nos paralizan. Si usted quiere generar nuevas ideas, desarrollar la creatividad e innovar, no busque respuestas busque preguntas de valor y búsquelas como si fueran oro. Preguntas que abran discusiones sobre sus productos o servicios, sobre sus mensajes de venta o captación, sobre cómo espiar al cliente para conocerlo mejor, …. Pregúntese acerca de posibilidades. La innovación nace de un: “¿Como seria si…..? o  “¿Qué pasaría si….? No importa si la respuesta no está, si ni siquiera está inventada. Mientras la pregunta sea lanzada su cerebro tomará nota de la pregunta y ésta seguirá su curso aunque nosotros sigamos día a día en nuestra rutina hasta que en un momento encontraremos algo nuevo, quizá no para esa pregunta inicial, pero será algo nuevo nacido de esa pregunta, que nos cambiará radicalmente. Y ahora tome nota, le dejamos una pregunta, para sus próximos 30 dias, para que la  “eche a rodar” y trabaje en su mente con la persistencia de un niño: ¿Qué pregunta que si fuera contestada cambiaría significativamente la vida de su empresa?  

Explicación:

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