Filosofía, pregunta formulada por ng364817, hace 4 meses

Por qué cree que los seres humanos son buenos y malos? Escribir características

Respuestas a la pregunta

Contestado por catalinacaicedo1960
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Respuesta:

Una de las grandes cuestiones de la filosofía es la de si el ser humano nace bueno y luego se hace malo o algo de maldad ya nace con nosotros. Y hay diversas posturas, un tanto enfrentadas, pero antes deberíamos preguntarnos qué es eso de la naturaleza humana. ¿Alguien la ha visto? Sabemos muy poco de ella, o mejor, nada. A veces escuchamos que algo es “antinatural”, la homosexualidad, por ejemplo. Pero para poder saber cuál es la verdadera naturaleza humana tendríamos que encontrarnos con un ser humano en estado de naturaleza, un ser precivilizado, y eso no es posible porque el ser humano es un ser social. Es cierto que en la historia de la filosofía algunos han formulado hipótesis sobre cómo era ese ser humano salvaje o no civilizado. Existen dos posturas opuestas.

Antes de plantearnos si somos buenos o malos «por naturaleza» deberíamos preguntarnos qué es eso de la naturaleza humana. ¿Alguien la ha visto? Sabemos muy poco de ella. O nada

Hobbes vs Rousseau

Casi lo único que compartían era pertenecer a la corriente contractualista, pero sus respuestas ante la naturaleza humana eran completamente antagónicas. Hobbes –inglés, siglo XVII– afirma que, en aquel supuesto estado de naturaleza, “el hombre es un lobo para el hombre” y que en ese estado precivilizado lo que impera es la guerra de todos contra todos. ¿Por qué? Porque el ser humano es agresivo y egoísta: si quiero una manzana y tú la tienes, yo te la voy a quitar. No hay ley, ni hay límites que lo impidan, de modo que si para lo de la manzana te tengo que matar, te mato.

Para Hobbes, el ser humano es malo por naturaleza, de modo que para poder convivir se necesita un poder absoluto, una ley autoritaria que controle el impulso agresivo que surge de la motivación egoísta de todos seres.

Rousseau –suizo-francés, siglo XVIII, precursor del movimiento prerromántico– defiende que el estado de naturaleza lo pueblan buenos salvajes, que el ser humano es bueno y empático, porque si uno de esos salvajes ve a otro sufriendo, siente una inclinación natural a auxiliar. Entonces, ¿qué es lo que hace malo al ser humano? Lo que hace al hombre malo, lo que despierta su agresividad es el momento en que el primero dijo “esto es mío”, la propiedad. Porque si esto es mío, otro puede decir, “pero yo también lo quiero” y así aparecen la competencia, la envidia y la agresividad.

 

Hobbes defendía que el ser humano es malo por naturaleza; Rousseau, lo contrario. Una respuesta más consensuada es la que afirma que la naturaleza humana contiene la potencia o facultad tanto de ser bueno como malo

Freud reconoce ambos impulsos como constitutivos. Necesito ambos. ¿En serio? ¿Por qué iba a necesitar el odio o destruir? Para construir. Se necesita una destrucción constructiva en términos sociales, incluso individuales. Un artista destruye un prejuicio cuando crea una obra, así como una nueva teoría destruye otra. Pero sin ponernos tan abstractos, cuando comemos también estamos destruyendo. La violencia es una parte constitutiva de la naturaleza humana, fundamental para defendernos y seguir viviendo.

Erich Fromm, autor de libros como El arte de mar o Ser y tener, desde otro punto de vista también ofrece una respuesta aglutinadora. En El corazón del hombre plantea que, en realidad, no existe una condición humana natural, no se puede decir que el hombre es bueno o malo, sino que existe un conflicto humano existencial: por un lado, somos animales con instintos, pero a diferencia de ellos, nuestros instintos no son suficientes para la supervivencia. En cierto modo, resulta que somos los animales más vulnerables. Por eso nos organizamos en comunidades que nos dan protección, seguridad.

Para poder formar esas sociedades echamos mano de nuestro aspecto racional: llegamos a acuerdos y consensos porque sabemos muchas cosas, nos conocemos a nosotros mismos y a los otros, y sabemos que entre todos surgirán conflictos. Además, sabemos que hay pasado, que existe un futuro donde me proyecto y sabemos también que vamos a morir. El perro y la hormiga no saben nada de eso, no sienten el conflicto, se sienten parte de la naturaleza y responden a sus leyes y nada más, sin pensar. Nosotros sí valoramos, “esto es bueno o malo”, y según Fromm, ese aspecto racional es el que nos hace sentirnos separados de la naturaleza, no comulgamos de forma total con ella como lo hacen el caballo o el gato… Fromm hace hincapié en ese conflicto y frente a él plantea dos posturas:

Recuperar la unidad primordial, sentirnos uno con la naturaleza… Tema que, por cierto, ya trató Platón en El Banquete. Esta opción constituiría una regresión porque significa que los impulsos toman las riendas, las pasiones mandan en esa búsqueda de la unidad primordial. Es una búsqueda que en vez de humanizarnos nos devuelve a un estado animal.

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