¿Por qué algunos historiadores usan la expresión "anarquía feudal" ¿en qué sentido existia desorden en esta época?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Los orígenes anarquistas en España, Italia y Rusia; asociaciones catalanas; Pi Margall; Pisacane; Bakunin. Vestigios libertarios en otros países europeos hasta 1870
El anarquismo en los grandes países discutidos hasta (Francia, Inglaterra, Alemania, Estados Unidos), es como fenómeno que forma parte de la evolución humana progresiva, sea el resultado directo de la humanización liberal que termina en el siglo XVIII, sea, después del peréodo glacial autoritario (para expresarme así), que comienza en 1789 y que continúa aún, una de las formas y la más acentuada, de la continuidad de ese espíritu, de su reanimación con más experiencia y energía, pero en proporciones todavía muy pequeñas en el siglo XIX.
Si otros países han sufrido otra evolución general, la idea anarquista, o bien se desarrollará naturalmente de otra manera o será implantada imitativamente y entonces el desarrollo será diverso.
El anarquismo ha alcanzado hoy (Aquí el autor se refiere a la época en que escribió este libro), su mejor desarrolló en España; las raíces históricas en este país habrán sido, pues, diferentes, relativamente, como en los otros grandes países, y sería interesante poder examinarlas. Sería preciso saber discernir los elementos que la cultura internacional aporta desde el siglo XVI, lo que las propagandas imitativas (sobre todo la influencia francesa), han producido y lo que es original del país, un trabajo que, por lo demás, habría de hacerse para cada país.
No pudiendo entrar aquí en el detalle histórico y estando muy imperfectamente informado, por lo demás, diré sólo que, por su configuración, la península ibérica no favorece ese estatismo centralizador, que en los otros grandes países europeos ha sido el producto temporariamente inevitable de necesidades económicas. El estatismo en España ha sido siempre de puro sello dominador y para proteger la continuación del feudalismo económico, de la manumisión feudal sobre una parte tan grande de la tierra; además para proteger la gigantesca empresa américo - latina - española de los siglos XVI, XVII y XVIII. El estatismo español para el pueblo no fue nunca más que el régimen administrativo, judicial, militar y, por el clero, religioso, que le mantenía en sumisión forzada y le tomaba lo que podía tomar, en hombres (militares), impuestos y beneficio garantizado a los propietarios. Había con eso esta ventaja para el pueblo de las ciudades y de los campos, que pudo conservar sus tradiciones autonómicas y federalistas y que no concibió ese amor a la grandeza del Estado que alimenta el autoritarismo, a excepción siempre de muchos adoctrinados, fanatizados, interesados, que se convirtieron en el personal ejecutor del Estado, esa clase de perros de guardia que existe en todos los países. Había esta otra ventaja, que la gran unidad nacional inspiraba al menos ese sentimiento de sociabilidad que se expresa por federación y asociación y no dejaba echar raíz a las corrientes de la atomización de la vida social y de la relegación de los hombres en pequeñas unidades asociales.
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