por que al mapa mercator se lo domina eurcentrista
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Un mapa no es más que una mirada, trazada históricamente con una carga ideológica, a veces inocente, que suele generar controversia. Mientras el mapa del poder real en el mundo está cambiando radicalmente, desplazando a Europa cada vez más al oeste y colocando en el centro a Estados Unidos y China, las viejas polémicas sobre el eurocentrismo siguen vivas.
En la proyección de Mercator, de 1569, Groenlandia era tan grande como África
"No sólo es fácil mentir con mapas; es esencial", escribe Mark Monmonier
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GRÁFICORepresentaciones del mapamundi
Las dos proyecciones de mapas que más han agitado el mundo de la cartografía son las de Mercator (1569) y la de Peters (1974). Representar fielmente en un plano una esfera achatada por los polos -un elipsoide de revolución, que dirían los expertos- es el reto de los cartógrafos desde el siglo XVI. Desgraciadamente, es imposible; siempre habrá una parte que quede distorsionada.
En 1569, el padre de todos ellos, el flamenco Gerardo Mercator ideó una forma de proyectar el mundo esférico metiéndolo en un cilindro. El mapa, una herramienta útil para los navegantes de la época, es el mismo que se ha enseñado en las escuelas. Coloca a Europa en el centro y representa fielmente la forma de los continentes, pero exagera los tamaños de los países a medida que se acercan a los polos. Groenlandia, por ejemplo, aparece con un tamaño similar al de África, aunque su superficie es de 2,1 millones de kilómetros cuadrados, mientras que la del continente es de 30,1 millones.
De la misma forma, la masa continental de lo que todavía seguimos llamando norte ocupa mucho más espacio que la del sur. La realidad es que el sur ocupa el doble, unos 100 millones de kilómetros cuadrados. En cualquier caso, las inexactitudes de Mercator no pueden atribuirse a supuestas intenciones deshonestas; el hombre sólo quería que los barcos no se perdieran en el océano Atlántico.
Quien sí resultó un experto en propaganda fue Arno Peters. En 1974, este berlinés que había sido cineasta, organizó una rueda de prensa para arremeter contra el mapa de Mercator y presentar el suyo. La proyección de Peters respetaba las superficies reales de los países, pero no sus siluetas, la mayoría de las cuales aparecían demasiado estiradas. Los cartógrafos le dieron la espalda -Arthur Robinson definió el mapa como un calzoncillo largo, mojado y andrajoso colgado del Ártico- pero la visión políticamente correcta de Peters caló en la Unesco y en las ONG, que adoptaron el mapa para mostrar su sensibilidad hacia África y Asia. Además, Peters no había hecho más que apropiarse de una proyección casi idéntica elaborada en 1855 por James Gall, un religioso escocés con menos sentido del espectáculo.
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