Por favor necesito urgente el resumen de "La salud de los enfermos" de Julio Cortázar
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“La salud de los enfermos”
Mamá —no tiene otro nombre en el cuento— es una señora enferma, más de neurastenia que de otra cosa, a la que se oculta la muerte de un hijo, Alejandro, y de una hermana, Clelia, creando para ello una farsa que llega a lo inverosímil y grotesco.
La familia de Mamá, incluida la novia de Alejandro, urden el engaño porque piensan que no podrá resistir los golpes, lo que supone una minusvaloración de su capacidad de sufrimiento y fortaleza, reduciéndola a una condición infantil y de cretinismo. Al final del cuento se verá que Mamá sí tenía fortaleza.
Los familiares para mantener la farsa “mandan” a Alejandro a Brasil, donde le hacen triunfar profesionalmente; pero Mamá quiere tener noticias de su hijo y esto complica las cosas, pues tienen que escribir cartas tanto en un sentido como en otro. Las de Alejandro —a máquina, contra toda costumbre familiar— son previamente escritas por sus familiares y enviadas a un amigo de Brasil para que las remita a Mamá. Todas estas cartas han de guardar una secuencia lógica.
Con el paso de los días las cosas se van complicando llegándose a situaciones grotescas y cómicas.
Con pocos rasgos, Cortázar pinta bastante bien a la neurótica, que pasa su vida en la cama reclamando la atención de los suyos. Hay que estar aplicándole medicinas, sales y tisanas continuamente. “...el tiempo parecía medirse por dosis de remedios y tazas de tisana”. A Mamá lo que más le interesaba era su salud antes que la de su hijo y hermana. “Rosa y Pepa (las hijas de Mamá) llegaron a convencerse de que a Mamá le tenía sin cuidado las noticias...” (las noticias referentes a Alejandro y Clelia). Mamá cuando quiere causar lástima y llamar la atención adopta una actitud de dolor y sufrimiento, incluso se desmaya.
Pero quizá lo que más le interesa a Cortázar es describir la rutina sin sentido, con todas sus consecuencias. “La rutina los abarcaba a todos, y para Rosa, telefonear a un agujero negro (cuando tenía que telefonear a Clelia) en el extremo del hilo era tan simple y cotidiano como... la rutina de los demás familiares...”. Y más adelante. “Ni siquiera durante los últimos meses de Mamá cambiaron las costumbres, aunque poca importancia tuvieron ya”.
Al final del cuento, cuando Mamá se entera de todo, dice: “Qué buenos fueron conmigo. Todo ese trabajo que se tomaron para que no sufriera”. Roque, su hermano: “...acariciándole la mano, tratándola de tonta”. Rosa y Pepa “...sabían lo que de alguna manera habían sabido siempre”; Mamá comenta cuando sabe que va a morir: “Tanto cuidado. Ahora podrán descansar. Ya no les daremos más trabajo”.
Rosa lee tres días después del entierro de Mamá una carta de Alejandro “...mientras la leía había estado pensando en cómo habría que darle a Alejandro la noticia de la muerte de Mamá”. Así termina el cuento. Lo absurdo de una rutina irracional
Mamá —no tiene otro nombre en el cuento— es una señora enferma, más de neurastenia que de otra cosa, a la que se oculta la muerte de un hijo, Alejandro, y de una hermana, Clelia, creando para ello una farsa que llega a lo inverosímil y grotesco.
La familia de Mamá, incluida la novia de Alejandro, urden el engaño porque piensan que no podrá resistir los golpes, lo que supone una minusvaloración de su capacidad de sufrimiento y fortaleza, reduciéndola a una condición infantil y de cretinismo. Al final del cuento se verá que Mamá sí tenía fortaleza.
Los familiares para mantener la farsa “mandan” a Alejandro a Brasil, donde le hacen triunfar profesionalmente; pero Mamá quiere tener noticias de su hijo y esto complica las cosas, pues tienen que escribir cartas tanto en un sentido como en otro. Las de Alejandro —a máquina, contra toda costumbre familiar— son previamente escritas por sus familiares y enviadas a un amigo de Brasil para que las remita a Mamá. Todas estas cartas han de guardar una secuencia lógica.
Con el paso de los días las cosas se van complicando llegándose a situaciones grotescas y cómicas.
Con pocos rasgos, Cortázar pinta bastante bien a la neurótica, que pasa su vida en la cama reclamando la atención de los suyos. Hay que estar aplicándole medicinas, sales y tisanas continuamente. “...el tiempo parecía medirse por dosis de remedios y tazas de tisana”. A Mamá lo que más le interesaba era su salud antes que la de su hijo y hermana. “Rosa y Pepa (las hijas de Mamá) llegaron a convencerse de que a Mamá le tenía sin cuidado las noticias...” (las noticias referentes a Alejandro y Clelia). Mamá cuando quiere causar lástima y llamar la atención adopta una actitud de dolor y sufrimiento, incluso se desmaya.
Pero quizá lo que más le interesa a Cortázar es describir la rutina sin sentido, con todas sus consecuencias. “La rutina los abarcaba a todos, y para Rosa, telefonear a un agujero negro (cuando tenía que telefonear a Clelia) en el extremo del hilo era tan simple y cotidiano como... la rutina de los demás familiares...”. Y más adelante. “Ni siquiera durante los últimos meses de Mamá cambiaron las costumbres, aunque poca importancia tuvieron ya”.
Al final del cuento, cuando Mamá se entera de todo, dice: “Qué buenos fueron conmigo. Todo ese trabajo que se tomaron para que no sufriera”. Roque, su hermano: “...acariciándole la mano, tratándola de tonta”. Rosa y Pepa “...sabían lo que de alguna manera habían sabido siempre”; Mamá comenta cuando sabe que va a morir: “Tanto cuidado. Ahora podrán descansar. Ya no les daremos más trabajo”.
Rosa lee tres días después del entierro de Mamá una carta de Alejandro “...mientras la leía había estado pensando en cómo habría que darle a Alejandro la noticia de la muerte de Mamá”. Así termina el cuento. Lo absurdo de una rutina irracional
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