poemas de la etapas de la vida
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Catro etapas diferentes
tiene la vida apreciada,
pues no siempre bien lograda,
porque no todas las gentes
las cuatro ven terminadas.
Cada etapa una estación
con un cierto recorrido,
a veces no bien seguido,
aunque es comparación
con el tiempo que has vivido.
La niñez , la juventud,
y también la madurez,
por último la vejez,
si has tenido salud
la puedes llegar a ver.
La niñez es la primera,
cuando empiezas a vivir,
cuando empiezas a existir,
la primera luz que ves,
no sabes lo que es sufrir.
Tu madre a ti te amamanta,
en sus brazos te sostiene,
y con mucho amor te tiene,
dándote cuanto te falta
y con mimos te entretiene.
Al dar tus primeros pasos
empiezas a caminar,
para por el mundo andar,
son los primeros fracasos
de tantos que llevarás.
Pronto empezarás a hablar
y son tus gracias primeras,
puedes decir lo que quieras
porque a nadie enfadarás
con palabras tan sinceras.
Poco a poco vas creciendo
en el seno familiar,
muy pronto al colegio irás,
donde irás aprendiendo
lo que luego olvidarás.
Los amigos con el juego,
también llorar y correr,
es lo que debes de hacer,
porque te hará falta luego
para poderte mover.
Rápido en los quince estas,
y empieza la juventud,
que parece lentitud
haber podido llegar
aunque sea prontitud.
Segunda, la juventud.
¡Qué palabra tan divina!
donde tu niñez termina,
y con toda plenitud
tu gran ilusión germina.
Esta será la estación
para ti fundamental,
nada será elemental,
debes tener precaución
para tu vida formar.
Todo serán ilusiones
y el amor empezará,
el alma en ti arderá,
romperás los corazones
y la vida gozarás.
Te labras tu porvenir,
que mirando hacia el futuro
lo debes tener seguro,
y luego mejor vivir
si llegas a estar maduro.
El casamiento y los hijos
te exigirán un hogar,
que tú lo debes lograr
con todos los sacrificios
que se suelen presentar.
De los quince a los cuarenta
es el tiempo de luchar
para poder prosperar,
y casi sin darte cuenta
casi cuarenta tendrás.
Tercera, la madurez.
Se inicia por los cuarenta,
camino de los sesenta,
víspera de la vejez.
¡Es dichoso el que lo cuenta!
En esta edad ya madura
se puede muy bien pensar,
y debes reflexionar
lo que ha sido tu aventura
en esta vida infernal.
Cuando estas en esta edad
obra ya la sensatez,
porque es en la madurez
cuando más cuenta te das,
de la vida como es.
Puedes sacar conclusiones
del presente, del pasado,
de la forma que has obrado,
viendo muy bien las razones
en lo que hayas errado.
Es una ya edad pausada
casi fuera de ambiciones,
y decaen las ilusiones,
piensas en la edad pasada
y en todas las situaciones
aunque te sirvan de nada.
Si no te quedas atrás
y tu salud lo permite,
si tu cuerpo lo resiste
en los sesenta entraras,
y no quiero ni decirte
lo que aquí te encontrarás.
Por último, la vejez.
Ya has cumplido los sesenta,
y apenas sin darte cuenta
bastante mayor te ves
camino de los setenta
y los que vengan después.
Ya empieza la cuesta abajo
sin poder retroceder,
y sin apenas poder,
si aún tienes trabajo,
seguir tirando con él.
Si tu salud lo permite
y tienes tranquilidad,
si tienes felicidad,
aunque tu alma esté triste
aún podrás disfrutar.
Si no estás saludable
y tienes muchas goteras,
mucho mejor que te mueras,
sería lo razonable
si tú, sufrir no quisieras.
Si a pesar de los pesares
aún tú sigues tirando,
y a los setenta llegando,
razones tendrás a pares
para seguir disfrutando.
Si llegas a los ochenta
y bien te puedes mover,
aunque no puedas correr,
ya no te saldrá la cuenta
de lo que puedas hacer
que no hiciste a los cuarenta.
Camino de los noventa.
¡Qué lejos, ha quedado ya!
¡Qué cerca, se ve el final!
Está tocando a la puerta
la que no perdonará.
Si tú tienes lucidez
y te sigue la cordura,
cuando estés a esta altura,
ya te puedes preguntar:
¿para qué tanto luchar,
cuando tienes la vejez
todo te ha de sobrar?
Aquí puedes resumir
lo que ha sido tu existencia,
que a veces con gran paciencia
pudiste bien resistir
pidiéndole a Dios clemencia
que te ayudara a seguir.
Pero al final de tus días
te seguirás preguntando,
cuando ya estés acabando:
¿Que tú de donde venias?
¿Hacia donde irás volando?
¿En este mundo que hacías?
Seguro que era estorbando.
Así es la vida señores,
así es de cruda y fría,
que no es una tontería,
¡y cuestan tantos sudores
poder vivir cada día,
on fatigas y dolores
para un poco de alegría!
Cuando te llega el final
el reloj se pone a cero
para el rico y pordiosero,
y no te podrás llevar
ni riquezas ni dinero
y se acabó tu luchar
tiene la vida apreciada,
pues no siempre bien lograda,
porque no todas las gentes
las cuatro ven terminadas.
Cada etapa una estación
con un cierto recorrido,
a veces no bien seguido,
aunque es comparación
con el tiempo que has vivido.
La niñez , la juventud,
y también la madurez,
por último la vejez,
si has tenido salud
la puedes llegar a ver.
La niñez es la primera,
cuando empiezas a vivir,
cuando empiezas a existir,
la primera luz que ves,
no sabes lo que es sufrir.
Tu madre a ti te amamanta,
en sus brazos te sostiene,
y con mucho amor te tiene,
dándote cuanto te falta
y con mimos te entretiene.
Al dar tus primeros pasos
empiezas a caminar,
para por el mundo andar,
son los primeros fracasos
de tantos que llevarás.
Pronto empezarás a hablar
y son tus gracias primeras,
puedes decir lo que quieras
porque a nadie enfadarás
con palabras tan sinceras.
Poco a poco vas creciendo
en el seno familiar,
muy pronto al colegio irás,
donde irás aprendiendo
lo que luego olvidarás.
Los amigos con el juego,
también llorar y correr,
es lo que debes de hacer,
porque te hará falta luego
para poderte mover.
Rápido en los quince estas,
y empieza la juventud,
que parece lentitud
haber podido llegar
aunque sea prontitud.
Segunda, la juventud.
¡Qué palabra tan divina!
donde tu niñez termina,
y con toda plenitud
tu gran ilusión germina.
Esta será la estación
para ti fundamental,
nada será elemental,
debes tener precaución
para tu vida formar.
Todo serán ilusiones
y el amor empezará,
el alma en ti arderá,
romperás los corazones
y la vida gozarás.
Te labras tu porvenir,
que mirando hacia el futuro
lo debes tener seguro,
y luego mejor vivir
si llegas a estar maduro.
El casamiento y los hijos
te exigirán un hogar,
que tú lo debes lograr
con todos los sacrificios
que se suelen presentar.
De los quince a los cuarenta
es el tiempo de luchar
para poder prosperar,
y casi sin darte cuenta
casi cuarenta tendrás.
Tercera, la madurez.
Se inicia por los cuarenta,
camino de los sesenta,
víspera de la vejez.
¡Es dichoso el que lo cuenta!
En esta edad ya madura
se puede muy bien pensar,
y debes reflexionar
lo que ha sido tu aventura
en esta vida infernal.
Cuando estas en esta edad
obra ya la sensatez,
porque es en la madurez
cuando más cuenta te das,
de la vida como es.
Puedes sacar conclusiones
del presente, del pasado,
de la forma que has obrado,
viendo muy bien las razones
en lo que hayas errado.
Es una ya edad pausada
casi fuera de ambiciones,
y decaen las ilusiones,
piensas en la edad pasada
y en todas las situaciones
aunque te sirvan de nada.
Si no te quedas atrás
y tu salud lo permite,
si tu cuerpo lo resiste
en los sesenta entraras,
y no quiero ni decirte
lo que aquí te encontrarás.
Por último, la vejez.
Ya has cumplido los sesenta,
y apenas sin darte cuenta
bastante mayor te ves
camino de los setenta
y los que vengan después.
Ya empieza la cuesta abajo
sin poder retroceder,
y sin apenas poder,
si aún tienes trabajo,
seguir tirando con él.
Si tu salud lo permite
y tienes tranquilidad,
si tienes felicidad,
aunque tu alma esté triste
aún podrás disfrutar.
Si no estás saludable
y tienes muchas goteras,
mucho mejor que te mueras,
sería lo razonable
si tú, sufrir no quisieras.
Si a pesar de los pesares
aún tú sigues tirando,
y a los setenta llegando,
razones tendrás a pares
para seguir disfrutando.
Si llegas a los ochenta
y bien te puedes mover,
aunque no puedas correr,
ya no te saldrá la cuenta
de lo que puedas hacer
que no hiciste a los cuarenta.
Camino de los noventa.
¡Qué lejos, ha quedado ya!
¡Qué cerca, se ve el final!
Está tocando a la puerta
la que no perdonará.
Si tú tienes lucidez
y te sigue la cordura,
cuando estés a esta altura,
ya te puedes preguntar:
¿para qué tanto luchar,
cuando tienes la vejez
todo te ha de sobrar?
Aquí puedes resumir
lo que ha sido tu existencia,
que a veces con gran paciencia
pudiste bien resistir
pidiéndole a Dios clemencia
que te ayudara a seguir.
Pero al final de tus días
te seguirás preguntando,
cuando ya estés acabando:
¿Que tú de donde venias?
¿Hacia donde irás volando?
¿En este mundo que hacías?
Seguro que era estorbando.
Así es la vida señores,
así es de cruda y fría,
que no es una tontería,
¡y cuestan tantos sudores
poder vivir cada día,
on fatigas y dolores
para un poco de alegría!
Cuando te llega el final
el reloj se pone a cero
para el rico y pordiosero,
y no te podrás llevar
ni riquezas ni dinero
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