poemas con el verbo saber
Respuestas a la pregunta
Los verbos pueden tener variación de persona, número, tiempo, modo y aspecto. Existen dos tipos de verbos: los regulares, que se conjugan de manera uniforme (sin modificaciones de su raíz), y los irregulares, que poseen conjugaciones particulares según el tiempo o el modo en el que son conjugados.
Ahora bien, ¿qué es la conjugación de verbos? Según el diccionario de la Real Academia Española (RAE), conjugar es enunciar, en serie ordenada, las distintas formas de un mismo verbo que denotan sus diferentes modos, tiempos, números y personas.
La importancia de la conjugación radica en la necesidad de indicar el tiempo (presente, pasado o futuro), modo(indicativo, imperativo, subjuntivo) y aspecto (pasivo, activo) del verbo. En el idioma español, los verbos siempre concuerdan con el sujeto en persona (primera, segunda o tercera) y en número (singular o plural).
Pueden mencionarse tres tipos de conjugaciones, que dependen de la terminación del verbo. Los verbos se nombran en infinitivo, es decir, por la raíz + “ar” (verbos de primera conjugación, como “amar”), “er” (verbos de segunda conjugación, como “temer”) o “ir” (verbos de tercera conjugación, como “vivir”).
El Instituto de Verbología Hispánica (IVH) reconoce 101 modelos de conjugación de verbos, que se basan en dos tipos de paradigmas. Por un lado, el modelo de flexión, que indica los cambios vocálicos y consonánticos que toma cada forma verbal. Por el otro, el modelo de tildación, que indica la correcta acentuación aplicable al verbo que se desea conjugar. Los verbos que no tienen un modelo de tildación propio comparten la acentuación con su correspondiente modelo de flexión.
Así como antes hablábamos de la primera, segunda y tercera conjugación, el IVH prefiere utilizar otra identificación para grupo. Los verbos infinitivos que terminan en “ar” son los arales, los que terminan en “er” son los erales y los que terminan en “ir” son los irales.
Por otra parte, es posible distinguir entre los íricos (los irales con I acentuada) y los yerales (los verbos infinitivos de la lengua antigua que terminaban en “yr”).