Historia, pregunta formulada por jimenezmartinezmarco, hace 11 meses

poema que aborde el tema de las consecuensias de la guerra ​

Respuestas a la pregunta

Contestado por gaelmtz57
1

Respuesta:

Doblados a la mitad, como viejos vagabundos bajo harapos,

Las rodillas juntas, tosiendo como ancianas, nos arrastramos maldiciendo por el fango

Hasta que al llegar a los tormentosos destellos de las bengalas nos volteamos

Y empezamos a remolcar nuestros cuerpos hacia el distante descanso.

Marchábamos dormidos. Muchos habían perdido sus botas

Y cojeaban sobre sus restos sangrientos. Todos a medio paso; todos ciegos;

Embriagados de fatiga; sordos hasta a las vivas

De las decepcionadas bombas que caían a nuestras espaldas.

¡Gas! ¡GAS! ¡Rápido muchachos! – Un éxtasis de ajetreo,

Ajustándose torpemente los cascos justo a tiempo

Pero alguien seguía gritando todavía y se tambaleaba

Naufragando como un hombre en llamas o a carne viva –

Tenuemente, a través de la máscara empañada y la espesa niebla verdosa,

Como en un mar verde, lo vi ahogándose.

En todas mis pesadillas, ante mi vista impotente,

Se abalanza hacia mí, sus pulmones como brasas, sus pulmones como alcantarillas, luchando por respirar.

Si en algún asfixiante sueño tú también pudieras marchar

Tras la carretilla en la que lo arrojamos,

Y pudieras ver sus blancos ojos tiritando,

Su rostro colgando como un demonio vomitando pecados,

Si pudieras oír, a cada sacudida, la sangre

Regurgitando desde sus pulmones calcinados,

Obscena como el cáncer, amarga como el sabor

De la bilis, incurables llagas en inocentes gargantas -

Amigo mío, no serías capaz de decir con tanto fervor

A los niños sedientos de desesperada gloria

Esa vieja Mentira: Dulce et decorum est [Dulce y decoroso es

Pro patria mori [morir por la patria].

Explicación:

espero que te sirva c:

Contestado por anyela28
1

Respuesta:

Para el muro de un hospital de sangre.

I

Por los campos luchados se extienden los heridos.

Y de aquella extensión de cuerpos luchadores

salta un trigal de chorros calientes, extendidos

en roncos surtidores.

La sangre llueve siempre boca arriba, hacia el cielo.

Y las heridas suenan, igual que caracolas,

cuando hay en las heridas celeridad de vuelo,

esencia de las olas.

La sangre huele a mar, sabe a mar y a bodega.

La bodega del mar, del vino bravo, estalla

allí donde el herido palpitante se anega,

y florece, y se halla.

Herido estoy, miradme: necesito más vidas.

La que contengo es poca para el gran cometido

de sangre que quisiera perder por las heridas.

Decid quién no fue herido.

Mi vida es una herida de juventud dichosa.

¡Ay de quien no esté herido, de quien jamás se siente

herido por la vida, ni en la vida reposa

herido alegremente!

Si hasta a los hospitales se va con alegría,

se convierten en huertos de heridas entreabiertas,

de adelfos florecidos ante la cirugía.

de ensangrentadas puertas.

II

Para la libertad sangro, lucho, pervivo.

Para la libertad, mis ojos y mis manos,

como un árbol carnal, generoso y cautivo,

doy a los cirujanos.

Para la libertad siento más corazones

que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,

y entro en los hospitales, y entro en los algodones

como en las azucenas.

Para la libertad me desprendo a balazos

de los que han revolcado su estatua por el lodo.

Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,

de mi casa, de todo.

Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,

ella pondrá dos piedras de futura mirada

y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan

en la carne talada.

Retoñarán aladas de savia sin otoño

reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.

Porque soy como el árbol talado, que retoño:

porque aún tengo la vida.

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