poema corto en caligrama para miguel grau
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
1. Miguel Grau –Padre nuestro
que estás en las alturas–
homenaje siniestro
para ti, es el que te hacen tantas almas impuras…
El entronizamiento
que ves hoy en tu patria de la ruindad y el vicio,
ha de tornar obscuro tu claro pensamiento,
al comprender lo inútil que fue tu sacrificio…
Tú, que tan generoso
con tu adversario fuiste –tal Cristo en el Calvario–
no permitas que nadie perturbe tu reposo,
si no se muestra digno de ti con su adversario.
O desciende un momento
a la tierra, en que, ha un siglo, naciste; y los cañones
que te saludan calla, mientras a paso lento
vas a abrir tú las puertas de todas las prisiones…
Y si los que homenaje
pretenden hoy rendirte, niegan a tu guirnalda
la flor de tal nobleza, tómalo por ultraje,
rasga tus vestiduras y vuélveles la espalda…
Y dueño de ti mismo,
prohíbe tú que nadie profane tu grandeza…
No entienden tu heroísmo
quienes no son capaces de sentir tu nobleza!
2.«Asciende hasta Historia”, decía.
«Con nuevos lauros, renombre sella;
Menos confiado propicia estrella
Que alma de inmutable valentía».
A mi prosodia, el héroe respondía
–»Morir por nuestra patria muerte bella;
Cambiar mi vida por un triunfo de ella
Será –si Dios me escucha– hazaña mía».
Y en insólita lid colmó el deseo
de honrar su patria y de trocar vida,
Por inmortalidad del mausoleo!
Salvó honor, perdiendo victoria
pensó al ver su nave destruida:
–Quien no espere triunfar muera con gloria
3.Cayendo en marítima celada
Sin un bajel en su defensa acuda
Sus fuegos rompe, aunque del triunfo duda,
La coraza era el todo, valor nada!
La armadura, cual vidrio, quebrantada,
La tropa ve estallar de asombro muda;
Pero en la lid, desmesura ruda,
La enseña del Perú persiste izada.
Sucumbe GRAU! En evidente calma,
Otro envidia su suerte y se resigna
A la gloriosa herencia de aquella alma!
De su heroísmo es víctima expiatoria;
Y lega a todos la inmortal consigna
–Quien no espere triunfar muera con gloria.
4.Era entre nubes escondido rayo
Que esperaba flamígero el momento
En que el mundo admirara su ardimiento,
En que aplaudiera su primer ensayo.
Rayó el veintiuno del glorioso Mayo,
Y partiendo del lóbrego aposento,
A Iquique libertó del sufrimiento
Y al Perú de su angustia y su desmayo.
Los mares enemigos atraviesa,
Y honras celebra, y náufragos alivia
Sacerdote del mar en Punta Gruesa.
Si hoy bajo tierra tanto ardor se entibia,
Tierra a lo menos de la Alianza es esa,
¡Tierra de Mejillones de Bolivia!