poema corto de gonzalo escudero
Respuestas a la pregunta
Tú, sólo Tú, apenas Tú en los desvaneceres
últimos de la llama de este candil de barro.
Río de miel dorada para ahogarme, Tú eres
hecha para morderte de amor como un cigarro.
Tú, la pluma ligera y la brizna volátil
y el copo de sol ebrio en un pinar de asombro,
mientras una caricia húmeda como un dátil
se resbala en la piel de uva dulce de tu hombro.
Tú, la alondra azorada sin alas y sin nombre
que enciendes dos luciérnagas en tus pezones rubios.
Tú, la guirnalda trémula para mis brazos de hombre.
¡Tú, el arcoiris tenue después de mis diluvios!
Tú, la envoltura tibia de olor de mi fracaso,
la albahaca rendida en los dos muslos tersos.
¡Tú, el absintio mortal en el ónix de un vaso,
si mordiendo tus senos tengo dos universos!
Tú, el salto de agua clara que no se oye y la chispa
vigilante que apenas es una estalactita
de estupor en mi cuerpo bárbaro que se crispa,
¡como la arquitectura de una tromba infinita!
Tú, el hemistiquio de una galera que me envuelve
con sus remos que son dos tobillos de nardo.
¡Y tu alma de gacela tímida se disuelve
dentro de mis radiantes vértebras de leopardo!
¡Tu carne de pantera flexible que me acecha!
¡Tu carne ocre de amante núbil y de serpiente!
¡Más eléctrica que una mordedura de flecha!
¡Más diáfana que un día de sol en un torrente!
¡Más perfumada que el ámbar de un pebetero!
¡Más prohibida que un libro que no se ha escrito nunca!
¡Más trémula que el grito musical de un pandero!
¡Más borracha de amor que una columna trunca!
¡Tú, el suspiro que apenas es un aro que rueda!
¡Y Tú, el mordisco que es un cohete que salta!
¡Tú, la crucifixión de un mirto en la reseda!
¡Tú, la campana lírica en la torre más alta!
Tú, el álamo que tiende su índice a la burbuja
del cielo, como un niño que quisiera llorar.
Tú, el narcótico blando para la muerte bruja.
¡Tú, el pleamar de oro para mi último mar!