¿Poema a la tabla periódica? Si se puede que hable de los elementos. Se los suplico.
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
HIDROGENO
Por muchas de mis caras
vuelve mi padre.
Aparece siempre,
diáfano,
tan presente como antaño.
Por muchas de sus caras
el mundo vuelve a su infancia.
Todo surgió del hidrógeno
y todo se extingue.
Por eso quieren domarlo,
mover con él sus coches,
volar a los luceros,
extraerlo
de la luz.
Está él otra vez
tan presente como antaño.
3. LITIO
La sepultura del hálito muerto
es también fuente
del hálito vital.
Lo que calma el afecto desquiciado
es fervor
para el ánimo abatido.
Y también ingravidez.
Y todos ellos,
fuente, ligereza,
fervor y sepultura,
son cogidos del desierto
por un río
y vertidos
por el río en un salar.
6. CARBONO
Virginal
es el más suave,
es el más duro.
Lubricante,
partero de metales,
cazador del veneno,
tinta y lápiz
del retrato.
Impuro,
la nueva alquimia:
drogas, plásticos,
perfumes.
Pecado
de expiración,
del amor incurable
al automóvil.
El gran milagro
del bosque verde
sujeta la balanza:
ultrajado no redime,
virginal es redentor.
7. NITROGENO
No es preciso ser poeta o taoísta:
el motor de la vida nos rodea
y está muerto.
Tormentas, diligencia de bacterias
y el cadáver se yergue.
Da vida al suelo, abre túneles, se vuelve seda.
Se torna esencia de todo organismo.
Y mata.
Propulsa cohetes, erige penes, contrae úteros.
Es magia de hongos y peyotes.
Empuja petróleo de hondas reservas.
Está en la putrescina, en la morfina,
en cervezas, celuloides,
cianuros y pólvora.
Es el muerto que da vida,
es el muerto que asesina.
8. OXIGENO
Difícil escribir
sobre la esposa incesante,
imperiosa y aburrida.
Más fácil escribir
sobre sus parientes,
los muy estrafalarios.
Uno recuerda la edad del hielo
– cinco edades de hielo.
Otro es líquido, magnético,
metálico.
Y el famoso ozono
no está nunca, arriba o abajo,
donde nos complace;
es el travesti violeta,
azul oscuro o negro.
No:
prefiero escribir
sobre la esposa incesante.
Si se va me mata
y mata si me abruma.
Hace roja la sangre,
me ensucia las cosas,
estraga pasteles.
Y lleva la lumbre
apacible
del fogón.
9. FLUOR
El lunático homicida
enceguece o mata
a quien se le acerca.
Quema rocas
y hace arder agua.
¿Por qué?
Quiere un electrón, nada más que eso.
Entonces: ¡Démosle, pues, el óbolo que anhela!
¡Miren ahora
como se calma!
Cómo se entrega,
exorcizado,
remoza esqueletos,
moldea venas, válvulas y arterias,
protege astronautas,
suprime dolores,
ayuda a congelar, freír,
vestirse en la lluvia.
Incluso ayuda,
en este momento,
al flujo de la tinta.
16. AZUFRE
Al principio estaba la palabra
y era hedionda.
La del zorrillo, del ajo en gula,
de cebollas masticando ojos,
del más atufado pedo,
del pantano,
del astro Io, mefítico y bello,
de uñas que crecen en los muertos.
La palabra del azufre,
elemento dieciséis,
resuena en los volcanes, solfataras,
rizos de hembras vanidosas,
armas químicas
y champú contra la caspa.
Lo hemos conocido,
tosiendo en el smog,
creyendo en Sodoma,
corriendo con llantas
vulcanizadas con azufre.
Lo hemos apreciado
en plumas de pájaros
y en aquello que las mueve.
Al principio y hoy
está. Y es esencial.
29. COBRE
¿Cómo se obtiene cobre?
Una manera es robar cañerías o cables
o la Estatua de la Libertad.
Otra es robar el 70% de yacimientos chilenos,
vía tratados que conceden licencia
para colonizar
a gusto.
Otra es rasparlo de las neuronas de esquizoides.
Para guardar las proporciones de recomienda:
beber 70% menos chicha
en las fiestas chilenas
de la “independencia”.
Intentemos con otra dialéctica:
Sin la capa de cobre en sus barcos,
Colón no habría llegado.
Las lapas inhibidas de pegarse a los barcos
son de sangre azul
porque tienen cobre.
A la nobleza de las finanzas
no se le atribuye sangre azul.
El cobre engorda cerdos y pollos
y la susodicha nobleza.
El cielo de Chile
ya no es azul.
88. RADIO
Todo comienza con una dama.
Meses y meses
acarrea rocas
por una pizca sólo
del radiante elemento.
Madame Curie.
Con la luz en su mano
la celebra el mundo.
Chicas de un taller
tranzan esa luz
con pinceladas
en relojes y tableros.
Números, logos, adornos.
Gentil grafía de sus talles,
sus gestos.
Afinan el pincel
con los labios.
Y una que otra, furtivamente,
roza con él sus uñas.
Tanto es el fulgor
que algunas de las chicas
brillan de noche.
Poco después todas ellas,
la dama de las rocas
y las chicas del taller
se volvieron mustias
y murieron.