¿podría haber selección natural si todos los individuos de una población fueran iguales?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
La selección natural no es, como en demasiadas ocasiones se señala, un mecanismo basado en una lucha a vida o muerte entre unos individuos y otros o entre unas especies y otras. No consiste en la victoria del fuerte y la derrota del débil. Hay mucho menos dramatismo en la forma en la que opera. La clave radica en las diferencias en el éxito reproductivo. Y contra lo que muchos sostienen, tampoco actúa en beneficio de los rasgos que favorecen los comportamientos que consideramos egoístas, crueles o malvados. La cooperación, el altruismo, la generosidad o, incluso, el amor son actitudes, rasgos o emociones que también son, en última instancia, el resultado de la selección natural. Estamos aquí porque nuestros antepasados dejaron más descendencia que algunos de sus coetaneos, y eso pudo ocurrir por razones diversas, incluido el azar. En ocasiones fue porque obtuvieron mejores cosechas; en otras porque superaron una enfermedad grave en su niñez; quizás fueron crueles con sus semejantes y gracias a eso consiguieron un lugar para vivir; o quizás resultaron muy atractivos como pareja; también pudo ser porque fueron generosos con sus vecinos, o -¿por qué no?- apasionados amantes. La selección natural no peca, ni es virtuosa, no sabe de moral, ni de propósito, ni tampoco de sentido. De eso sabemos nosotros, los seres humanos. Por algo será.
Explicación: