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El curso ha comenzado en Francia bajo el síndrome de una nueva ley que prohíbe el uso del móvil en los centros de educación infantil, primaria y secundaria. En los institutos, la decisión queda en manos de cada centro. Desde 2010 estaba prohibido el uso del móvil en clase, pero ahora se extiende al patio y a las actividades extraescolares. La medida fue aprobada en la Asamblea Nacional en medio de una fuerte controversia. El mismo debate se repite en otros países donde también se discute si aplicar o no medidas similares. En España no hay una norma general, pero muchos centros prohíben el uso del móvil en clase, aunque no fuera de ella.
La parte perturbadora del móvil en la escuela tiene que ver con que es una puerta abierta a las redes sociales. Lo que perturba es su capacidad para estimular y satisfacer la curiosidad innata, la misma curiosidad que nos hace mirar por la ventana cuando oímos gritos, o detenernos a mirar en la carretera cuando ha ocurrido un accidente. Tener una ventana al lado desde la que siempre se oyen gritos puede ser bastante incompatible con la atención que requiere, por ejemplo, un problema de matemáticas. Pero no solo en el aula modula el comportamiento. También en el patio. Los niños que tienen móvil tienden a comunicarse a través del móvil, a jugar con el móvil y pueden acabar prefiriendo las relaciones virtuales que el contacto personal.
Aprender requiere esfuerzo. Las nuevas tecnologías pueden ayudar, por supuesto,
pero siempre que su uso esté dirigido por el profesor y para tareas determinadas. Los móviles y tabletas pueden ser muy útiles, obviamente, en la búsqueda de materiales e información. El problema se plantea cuando disponer de los dispositivos induce a utilizarlos de una manera que interfiere con el proceso de aprendizaje. Las nuevas tecnologías pueden y deben incorporarse a las tareas educativas. Pero estar abiertos a las nuevas tecnologías no significa quedar prisioneros de ellas. Y mucho menos sucumbir al poder adictivo que tienen como herramienta de entretenimiento.
¿Significa eso que lo mejor es la prohibición? No está claro. Habrá que ver qué pasa en Francia. (Milagros Pérez Oliva, El País).
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Respuestas a la pregunta
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En mi opinión es necesario prohibir el uso de telefonos moviles en los centros escolares y también sería aconsejable prohibirlos en clases, aunque se pueden hacer excepciones pues la tecnología puede usarse con fines educativos. Pero creo que habría casos muy específicos en los que se debería hacer excepción como cuando se justifican por motivos de salud. Los teléfonos móviles son motivo de distracción de muchos alumnos, también alimentan los conflictos y el acoso escolar y ahondan en la desigualdad social del alumnado es por ello que solo deben ser usados en excepciones o cuando el profesorado lo permita y bajo su vigilancia. Hay gente que se opone a la prohibición argumentando que el ciberacosos puede practicarse también fuera del horario escolar, que los niños que van o vuelven solos del colegio sí que deberían llevarlo por si les pasa algo... Una opción sensata en mi opinión sería que no los trajeran al centro o por lo menos que no entraran en las aulas con ellos. Si fuese necesario dado el caso de llevarlo a clase, podrían guardarse en unas taquillas hechas expresamente para este fin, con lo cual quedarían a disposición de los alumnos al finalizar la jornada escolar . Sería una manera sensata de frenar la creciente adicción a los móviles, la distracción en clase, el copieteo, el desprecio por la ortografía y el acoso telefónico
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