please ayúdenme a hacer un cuento con esas palabras
Respuestas a la pregunta
Respuesta:habla sobre la civilizacion maya alli hablan sobre todas las palabras
Explicación:
EL AGUA LAS TRAJO Y EL AGUA SE LAS LLEVÓ
Poco después de haber llegado a nuestra tierra, los hombres blancos comenzaron a difundir la cría de su ganado, y por eso muchos aprendieron a tomar leche de vaca.
Después de ordeñar a sus vacas, el dueño de un establo ponía agua a la leche para aumentar su cantidad. Le habían puesto como apodo aguador, porque aguaba la leche que vendía.
Un hombre al que llamaban Tata Buus[4] veía con malos ojos lo que aquél hacía. Decía entonces a San Isidro:
-Mi señor San Isidro, mira cuánto ganado tiene este hombre. No tiene necesidad de hacer lo que hace. Si tú me dieras una vaca al menos, nunca le echaría agua a la leche. Tal como la sacara -muy espesa- se la vendería a los pobres como yo. Nunca haría como ese rico ganadero.
De modo que cuando Tata Buus se dio cuenta de que tenía dinero ahorrado, fue a ver al señor que tenía mucho ganado y le dijo:
-Señor, hágame el favor de venderme una vaca con su cría.
-Está bien -dijo Tata Buus-. Aquí está el dinero.
Y Tata Buus se llevó la vaca a su casa.
Tomaba leche pura todos los días, y como le quedaba un poco, comenzó a vender leche a algunas personas. Llegó entonces una persona y le suplicó que le vendiera al menos media jícara de leche.
Tata Buus le dijo:
-No se puede, no hay. Con trabajo hay para darle a los que siempre les vendo un poco.
-¡Ay, Tata Buus, no seas malo, véndeme siquiera media jícara!
Y le suplicaba más y más.
Tata Buus dijo entonces, para su adentro: ¡Está bien, se la voy a vender; pero voy a tener que poner media jícara de agua en toda la leche que ordeño para que pueda venderle la cantidad que pide.
Y así lo hizo Tata Buus.
Y nadie le reclamó nada. Nadie le dijo que la leche tenía agua. Al contrario, todos le decían que la leche estaba muy buena.
Comenzó a ahorrar el dinero de la media jícara de agua que vendía, hasta que se dio cuenta de que con ese dinero podía comprar dos vacas más. Así que, muy contento, compró otras dos vacas.
Teniendo ya tres vacas lecheras, necesitaba llevarlas al campo a pastar, de modo que no le costara mucho la comida de los animales. Para eso, diariamente tenía que cruzar con ellas una parte muy baja. Así lo hacía todos los días.
Un día, Tata Buus vio que de pronto se había nublado. La lluvia venía, y aquella hondonada siempre se llenaba de agua. Así que se apresuró a llevar a sus vacas, pues la lluvia ya estaba muy fuerte y el camino ya se había anegado. La primera vaca que compró pudo cruzar la hondonada, pero las que había comprado con el dinero de media jícara de agua fueron más lentas y no pudieron cruzar antes que se inundara la hondonada, y, al meterse en ella, se ahogaron.
Dijo entonces Tata Buus:
-Que más le voy a hacer, señor San Isidro. El agua las trajo y el agua se las llevó. ¿Pero cómo demonios al rico ganadero, que le pone más agua a la leche, no le haces nada, y a mí, que sólo media jícara le ponía, me fregaste?