Parecido entre narración e historia
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
tratará en esta ponencia la naturaleza cambiante de la relación de historia y narración, y se intentará remarcar la importancia central de la narración, que actualmente parece menos obvia en psicoanálisis; también el sentido, la necesidad y el carácter de su desaparición.
La diferencia entre historia y narración creo que puede ser rápidamente evocada al tratar las intervenciones centradas en el eje de la historia, aquellas que la reformulan narrativamente. Al respecto, la intervención terapéutica llamada resignificación resulta paradigmática, y probablemente está más difundida de lo que se cree. La resignificación subsume muchas veces, de modo implícito, el sentido último de otras intervenciones, incluso muchas de las que formalmente parecen interpretaciones, y ello permite ilustrar inicialmente lo que estamos tratando. Viene al caso recordar aquel estudio de Robert Wallerstein [1] que mostraba la interpretación casi como un tipo de narración que variaba según la teoría. En una exposición que encastraba las secuencias a la manera de muñecas rusas o de cajitas chinas, Wallerstein consideró un análisis que Heinz Kohut había realizado a su vez sobre la interpretación de un tercer analista con distinta referencia teórica [2] . La intervención originaria, según Kohut, era una suerte de neutralización de otro proceso profundo, cuya virtud final, según la previsible conclusión del autor, implicaba una modulación del narcisismo. Wallerstein, que estaba en la cajita china más grande, afirmó entonces el carácter metafórico de la interpretación. Posteriormente, en su crítica a este planteo, Etchegoyen, desde su propia teorización, y teniendo ahora la cajita más grande, desplegó una dialéctica distinta de aproximación. A su vez, sobre esta interpretación, Eric Laurent se sumó a la saga del caso e hizo también su lectura, y también la propuso como la acertada, aún a costa, según creo, de cambiar el sentido de un poema que era parte del material [3] . Este curioso debate en eslabones, de modo indirecto, y para lo que concierne a nuestra ejemplificación, señala la importancia de la dimensión narrativa teórica. En todos estos casos aparece, aunque no está explicitado, el mérito transformador de la resignificación, esto es del modo de narrar un mismo acontecimiento. Ese debate repuso en escena algo parecido al tema de la película Rashomon, de Akira Kurosawa, donde se cruzan distintas versiones y miradas de un mismo crimen. Aunque en su caso Etchegoyen mantiene una prudente pulcritud, y sostiene que su intervención deriva fielmente del material, no hay duda que la recolección del mismo está a su vez derivada de una narración previa. En la teoría, quizás más que en otros ámbitos, la narración es una red que según el tamaño de los agujeros en la malla retendrá distintos tipos de pescados clínicos, aunque después el pescador jurará que era eso y no otra cosa lo que verdaderamente traía el mar. Avanzando otro poco en esta línea, también podría observarse que la narración del acontecimiento crea en este caso el acontecimiento, y finalmente que esa narración deviene el único acontecimiento. El efecto terapéutico de la resignificación, ya que de eso se trata, creo que es enfatizado por algunas corrientes terapéuticas, pero no es desconocido por ninguna, ni siquiera por las que consideran la rehistorización como un trabajo a favor de la resistencia. El uso no explícito de este modelo abona la impresión que la narración es inevitable en todas las dimensiones del psicoanálisis, y que tan sólo cabe aproximarnos a su cambiante peso en la teoría y durante el tratamiento. Antes de hacer esa aproximación, quizás es provechoso recordar que Benveniste [4] , el lingüista, definió simplemente historia como una narración sin enunciación, aquello que es independiente del narrador, como si los hechos perteneciesen a la realidad. La narración, por lo tanto, y en oposición, enfatiza la enunciación, pero suele estar soportada a la vez por la historia, por el ideal de verdad material del enunciado.
La discriminación de los relatos
Las fuentes de esta necesidad narrativa primordial residen tanto en la naturaleza del psiquismo, ya que la narración es un organizador central, como en la modulación cultural de la realidad. Ambas dimensiones, aunque son específicas, se entrelazan. Como se sabe, hay cierta homologación entre las historias personales y las sociales, entre los ideales del relato y la historia que traducen. Después de la primera guerra Walter Benjamin había constatado una pérdida del arte de narrar. También George Steiner observaría otro tanto años después [5] . Basta la denominación actual de caída de los grandes relatos a la caída de las ideologías para advertir la creciente conciencia de que somos socialmente narrados.
Explicación:
Respuesta:
Una historia es algo que se cuenta
Una narración es una manera de contar una historia
(Ejmplo: Narración en primera persona, tercera persona, omnisente ect)
Explicación:
espero te sirva