PARAFRASEEN ESTO
Desde la década de 1920 en Europa y LATAM (América Latina), comenzaron a configurarse movimientos políticos cuyas propuestas se consolidaron en regímenes que se denominan totalitarios. Ejemplos clásicos de esta categoría son: el régimen establecido en la Unión Soviética a partir del ascenso de José Stalin al poder; el que se construyó en Italia bajo la denominación de fascismo, dirigido por Benito Mussolini; y el que se instaló en Alemania con el nombre de nacionalsocialismo, conducido por Adolfo Hitler. El totalitarismo presenta algunas características compartidas que pueden ser identificadas en los ejemplos mencionados. Entre ellas se cuenta la adhesión a la figura de un líder que asume la conducción del Estado. Su personalidad es exaltada por el aparato de propaganda del régimen, a la vez que se suprime a los posibles competidores. El líder tiene un carácter carismático que se manifiesta en la capacidad para atraer a las masas a través de discursos, los que se pronuncian en asambleas multitudinarias, enmarcadas en una escenificación monumental, lo que contribuye a la glorificación del movimiento y del líder mismo. Esta característica es compartida tanto por Mussolini, como por Hitler y Stalin
Respuestas a la pregunta
A partir de la década de 1920 en el continente Europeo y LATAM (América Latina), iniciaron a configurarse movimientos políticos cuyas propuestas se consolidaron en regímenes que se llaman totalitarios. Ejemplos tradicionales de esta categoría son: el sistema predeterminado en la Alianza Soviética desde el ascenso de José Stalin al poder; el que se construyó en Italia bajo la designación de fascismo, dirigido por Benito Mussolini; y el que se instaló en Alemania con el nombre de nacionalsocialismo, conducido por Adolfo Hitler. El absolutismo muestra varias propiedades compartidas que tienen la posibilidad de ser identificadas en los ejemplos mencionados. Entre ellas se cuenta la incorporación a la figura de un jefe que asume la conducción del Estado. Su personalidad es exaltada por el artefacto de propaganda del sistema, a la vez que se suprime a los probables participantes. El jefe tiene un carácter carismático que se plantea en la capacidad para atraer a las masas por medio de discursos, los que se pronuncian en asambleas multitudinarias, enmarcadas en una escenificación monumental, lo cual ayuda a la glorificación del desplazamiento y del jefe mismo. Esta característica es compartida tanto por Mussolini, como por Hitler y Stalin.