Ciencias Sociales, pregunta formulada por Holisssssssssssss, hace 3 meses

para que se utiliza el termino afrocolombiano

Respuestas a la pregunta

Contestado por Soytusrespuestas
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Respuesta:

El término Afrocolombiano se utiliza para denominar a las personas de raza afro que habitan en Colombia, descendientes de aquellos que fueron traídos como esclavos de africa por los colonizadores españoles.

Explicación:

Leyendo el texto de Humberto Maturana  “Emociones y lenguaje en educación y política” [1], me llevó a pensar en la discusión que siempre aparece en todos los encuentros y eventos de las organizaciones del movimiento negro/afrocolombiano: ¿Somos negros o somos afro?  Esta es una discusión de nunca acabar, que cuando es traída a escena impide la discusión de cualquier otro tema polarizando las posiciones e impidiendo el diálogo en torno a la urgente necesidad de construcción de alternativas a la  opresora situación que vive la población negra en Colombia.

Quienes se definen como “negros” y “negras” sustentan argumentos tan válidos política y argumentativamente como quienes se definen como “afro”.   Identificarse como “negro” o “negra”, para quienes lo hacen, significa el reconocimiento de una relación de subordinación que tuvo su origen en la trata esclavista transatlántica y en todo el proceso de esclavización que terminó convirtiendo al ser humano africano en un ser sin humanidad, homogenizado bajo el término negro.  Se reconoce que devenir negro o negra ha sido producto de un proceso de deshumanización del ser humano de origen africano, al que se le convirtió en objeto, en mercancía, en una cosa que podía ser comprada y vendida.  Y si bien la esclavitud como institución colonial fue abolida legalmente en 1851, la condición subordinada y deshumanizada de la población negra permanece hasta hoy.   Es así que se plantea que negarse negro o negar lo negro significa negar toda esta historia de opresión pero también de luchas y resistencias, “negar lo negro sería negar el proyecto de lucha libertario por ser un sujeto autónomo pleno en condiciones y capacidades para su propio desarrollo”. [2]   Es más, se propone el derecho a ser negro como un proyecto frente a esa negación como persona humana integral.  De esta manera se le otorga al étnonimo negro – negra un sentido positivo en contraste con sus connotaciones racistas.

El término afro se popularizó en los años 90 y quienes insisten en su uso argumentan la relación que el término permite establecer con  el continente africano como el continente madre.  Se afirma que lo afro nos vincula ancestralmente con África y nos otorga el valor humano que el término negro nos robó.  Quienes defienden este término rechazan la denominación negro-negra como ofensiva y adjetivizante, ya que, aseguran, reduce a un amplio grupo de seres humanos a su color de piel.  Se insiste en que los africanos secuestrados de África para ser esclavizados en América procedían de diversas culturas: ashantis, bantúes, yorubas, araras, carabalí, congoleses, mandingas, entre muchísimas otras, que fueron homogenizados bajo el término negro, que no sería así un etnónimo (el nombre que se atribuye el mismo pueblo) sino un exónimo, un nombre otorgado por otros y en este caso específico, para deshumanizar.  El término afro pretende apartar al afrodescendiente de la asociación que se ha hecho entre lo negro y lo malo.  No cuestiona dicha asociación, asevera más bien que “no tiene que ver conmigo, no soy negro, soy afro.”  Se considera que “lo negro es una herencia de como el lenguaje imperial quiso que se nombrase a los otros, para –sencillamente- decir que eran bárbaros, salvajes, y que por tanto el régimen establecido era legítimo.” [3]

Ambas posturas, la que defiende lo negro y la que defiende lo afro, argumentan desde la importancia que el lenguaje tiene para construir realidades.  La primera afirma que si bien lo negro ha sido construido como el lugar de todo lo malo y lo perverso, también es el lugar de la resistencia y de las luchas de liberación, por lo cual le da la vuelta al término y lo hace propositivo, reafirmando esas luchas y resaltando la belleza de lo negro, hace del cuerpo negro el lugar para la construcción de la autoestima y la valoración propia como individuos y como pueblo, como comunidades.  Desde la segunda posición se plantea que el colonizador nos llamó negros para hacernos creer en nuestra propia inferioridad alienando nuestra psique, por lo que el paso necesario para la desalineación es el abandono de este término y asumir el de Afro.  

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