Origen de la familia judia en el nuevo testamento
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Los judíos de todo el mundo se consideran descendientes de los antiguos israelitas y de los hebreos, remontando su origen al patriarca Abraham. La tradición judía sostiene que el origen de los israelitas está en los doce hijos de Jacob que se trasladaron a Egipto, donde sus descendientes constituyeron en doce tribus.
Explicación:
Respuesta:
Explicación:
El judaísmo y el catolicismo tienen muchas cosas en común, pues no en vano las primeras comunidades cristianas surgieron al interior del judaísmo. Esto hace que numerosas prácticas y creencias religiosas de ambas tengan una misma fuente. Es así como ambas siguen un único Dios (el Dios de Abrahán, Isaac y Jacob), comparten gran parte de las Escrituras, participan de la esperanza común por la redención del mundo y de unos principios éticos fundamentales.1
Si bien hay muchas cosas en común, las diferencias también son sustanciales:
-El catolicismo está centrado en la fe y en el seguimiento de una persona (Jesucristo, Hijo de Dios y Señor del universo); el judaísmo está centrado en unas prácticas2 que buscan responder a la voluntad divina expresada en la Torah.
-El catolicismo es una religión de carácter universal con claros intereses misioneros; el judaísmo no es solo una religión, sino también una nacionalidad que, si bien acepta la posibilidad de convertirse a la misma, no promueve este hecho.
-La teología de la encarnación permea casi todas las prácticas espirituales y litúrgicas del catolicismo; por ello es una religión sacramental; el judaísmo no tiene una teología semejante y, si bien, como se mostrará adelante, algunos afirman3 que ciertas prácticas e instituciones judías tienen un nivel de sacramentalidad, en la medida en que reflejan o son análogas a la realidad de Dios, éstas no pueden asimilarse a los sacramentos católicos que para el creyente son mucho más que un reflejo de la realidad divina.
-El catolicismo tiene un sacerdocio ministerial y un magisterio dado por la jerarquía eclesiástica; el judaísmo es fundamentalmente una religión laical y no tiene magisterio; por el contrario, la pluralidad de opiniones y el respeto por el debate es parte constitutiva de su identidad, tal como se ve reflejado en los distintos puntos de vista contenidos en el Talmud.
Tales similitudes y diferencias son centrales a la hora de hacer cualquier comparación entre las dos religiones, pues siempre existe la tentación de asimilar, sin más, las prácticas de unas y otras y desconocer las diferentes teologías y contextos que las sustentan. Numerosos cristianos, además, creen que el judaísmo actual es el que encuentran reflejado en los libros del Nuevo Testamento, pero entre aquello que se presenta allí y el judaísmo actual hay casi dos mil años de historia, durante los cuales se han ido transformado en muchos aspectos las prácticas de la religión judía. En tiempos de Jesús, aún existía el judaísmo del Segundo Templo y era precisamente este lugar sagrado el centro de su vida litúrgica.
La liturgia judía rabínica y la cristiana emergieron aproximadamente en el mismo tiempo, aunque la judía se consolidó primero pues la Misná se promulgó hacía el año 200 y ésta ya contenía la estructura y el calendario de la liturgia. El cristianismo solo alcanzó este nivel en el Concilio de Nicea (año 325). Obviamente, la liturgia siguió evolucionando con el tiempo, pero las bases se erigieron en estos años. Se podría, por tanto, esperar un paralelismo obvio como consecuencia de una proveniencia común, pero esto no es autoevidente. Hoffman4 dice como el culto eucarístico cristiano combinó la lectura de la Escritura propia del culto sinagogal con la práctica de oración durante el tiempo de comida, mientras que en el judaísmo estas prácticas siguieron separadas.
Con todo, algunas prácticas celebrativas del judaísmo actual podrían ser fuente de inspiración para las familias católicas. No se está hablando de copiar, sin más, las expresiones rituales del judaísmo, pues esto sería de poca ayuda y podría generar confusión, antes que tener un efecto positivo. Sin embargo, las intuiciones profundas que inspiran las diferentes prácticas rituales sí pueden ser útiles. El judaísmo es una religión fundamentalmente laical, han pasado ya varios siglos desde la destrucción del Templo, y durante todos estos años ha venido desarrollando y perfeccionando su liturgia y su ritualidad para responder a los contextos familiares laicales en los que se ha movido. Esto, sin duda, puede contribuir a la creación de una cultura celebrativa familiar que el cristianismo está en mora de reencontrar, pues -como se verá adelante- no le fue ajena en sus primeros años.
A continuación se verá cómo se fue desarrollando la espiritualidad y la vida litúrgica familiar que constituyen hoy la gran riqueza de la tradición judía de los dos últimos milenios.