Castellano, pregunta formulada por marianafabiolaacebey, hace 4 meses

oraciones con llevadero para hoy plisss ​

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Contestado por candida11977
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Respuesta:

Así que su hijo tuvo a bien presentarse en este mundo de horror y tristeza, se creyó en el deber de hacérselo más llevadero.

--Nada; cuando usted se aburra aquí sola, se viene usted a mi casa que está cerquita, y nos aburriremos juntas, que siempre es más llevadero.

Ella aceptó dando muestras de agradecimiento, y desde entonces, que fue hace tres años, he procurado ser lo menos incómodo posible y que viva no sólo con desahogo, sino con lujo, para que su situación sea más llevadera.

Vamos, la situación era llevadera.

Pues bueno, y para fin y remate del camino que traigo y ya me cansa: creo que si tú te animaras y me dieras el regalo de tu compañía en esta casona, el vocear de la tierra me sería más llevadero.

De estas cuatro horas, la segunda y la tercera fueron de prueba, porque hubo en ellas de todo lo malo que abunda en el monte durante las nevadas del calibre de aquélla: aires que entumecen, torbellinos que ahogan, nieblas que desorientan y extravían, sendas borradas, suelos traidores, caminos franqueados con las palas o adivinados por los más expertos; caídas inesperadas, cómicas muchas y de riesgos mortales algunas de ellas; sustos frecuentes y fatigas incesantes... La hora que duró el paso de la hoyada entre la primera y la segunda loma, fue más llevadera.

Continuaba, sin embargo, con sus aficiones; y ya que no se entregará al penoso trabajo de la creación, solía dedicarse al de la crítica, más fácil y llevadero.

Le parecían desde allí tan llevaderos!.

Sólo la bondad del nuevo aperador hacía llevadera su suerte.

El amor les hizo llevadera la desgracia.

Es más; al principio, los enemigos lo habían tratado sin ninguna consideración, pero el mérito no puede permanecer mucho tiempo en la oscuridad, y cierto profesor alemán que había sostenido en otro tiempo correspondencia con el grande hombre sobre hallazgos arqueológicos, al saberle prisionero, consiguió trasladarlo á su ciudad, haciéndole más llevadero el cautiverio.

Sólo el trato de su esposa, que le rodeaba de asiduos cuidados, como si quisiera compensarse con esto de las largas separaciones, le hizo llevadera la situación.

Ambos se entusiasmaban, se confundían: ella crujiendo convulsamente y con acompasada celeridad; él, jadeante y lleno de sudor, describiendo curvas y más curvas con su brazo; ella recibiendo el papel para lanzarle fuera después de haber extendido en su superficie un mundo de ideas, y él entonando algún cantar para hacer más llevadero su trabajo.

Pueden abandonarlos sus amigos, sus cómplices, los empresarios, por cuenta de quienes emprendieron un trabajo, pero ellas no les faltarán y, sacando fuerza de flaqueza, removerán con sus débiles brazos el mundo entero a fin de hacerles más llevadera su desgracia.

Ya no se condolía el conde de su soledad, ni pensaba en casarse únicamente por tener a su lado un ser que le hiciera más llevadera la emigración.

Para las necesidades ordinarias de administración y para la amortización de la deuda pública, se establecerán con la equidad aquellas contribuciones que sean llevaderas para el pueblo.

fueron menores sus desconciertos y más llevaderas sus impresiones, en las proximidades del momento crítico, del instante que más le deslumbraba a él cuando le consideraba desde lejos; y en cuanto se sentó a la mesa del festín, era ya dueño absoluto de sus nervios, de su memoria y de toda su ordinaria y olímpica serenidad.

La agitación de estas luchas civiles y el afán de hacer algo por una causa justa, me distraen haciéndome llevadera la vida; pero la soledad del pueblo me abate y entristece de tal modo que si yo pudiera llorar, lloraría sobre los muros de mi casa desierta.

Su amistad me hacía más llevadera mi estancia en El Dragón.

Si podemos prescindir del esclavo y de sus padecimientos, que son, sin embargo, más llevaderos en los cafetales, se convendrá en que Isabel, su hermana Rosa, su tía doña Juana, su padre y criados, llevaban una vida de paz y quietud, lejos del bullicio de la ciudad, rodeados de olorosas flores, de los cafetos y naranjos siempre verdes, de las airosas palmas, del clásico plátano, embebecidos con el canto perenne de las aves y el susurro melancólico de la brisa en los campos de Cuba.

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